Con las definiciones de la presidenta del Banco Central (BCRA), Mercedes Marcó del Pont, prevaleció en el Gobierno la postura de continuar con la política de restricciones a la venta de dólares (“cepo cambiario”) y con las minidevaluaciones del peso.
La titular del BCRA aseguró, como informó ayer Clarín, que no habrá desdoblamiento cambiario ni un salto brusco del dólar, incluso después de las elecciones. Esta postura apuesta a que en las próximas semanas ingresen los dólares de la campaña sojera y que la Justicia norteamericana acepte la propuesta argentina con relación a la demanda de los bonistas que no ingresaron al canje de la deuda. Eso podría aflojar la tensión sobre el mercado cambiario y achicar la brecha entre el valor del dólar oficial y el paralelo.
Para reforzar esa apuesta, el Banco Central viene acelerando la devaluación diaria del peso a tal punto que sólo en los primeros tres meses de este año el dólar subió casi un 5%, lo que equivale a un ritmo de más del 20% anual.
Por el contrario, si el ingreso de los agro-dólares fuese inferior a lo esperado por los funcionarios (porque los productores preferirían escalonar las ventas a la espera de mejores precios o un tipo de cambio mayor) o la Justicia de Estados Unidos confirma el fallo contra la Argentina, se descuenta que el dólar paralelo pegaría otro salto.
De acuerdo con expertos consultados, el Gobierno podría incluso acentuar el cepo cambiario – por ejemplo, restringir el uso de la tarjeta de crédito en el exterior— y devaluar el peso a un ritmo mayor. Y sólo si la tensión cambiaria se intensifica, en la Casa Rosada estarían dispuestos a reconsiderar la postura de quienes impulsan desdoblar el mercado cambiario.
Ayer subieron en EE.UU. los seguros contra default de la Argentina -un indicador que mide el “riesgo país”- porque los analistas creen que los jueces norteamericanos rechazarán la propuesta hecha en la madrugada del sábado. En tanto las acciones de las empresas que cotizan en Wall Street tuvieron un comportamiento dispar (ver en esta misma página).
La disparada del dólar paralelo tuvo este año dos estímulos. El primero fue cuando el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, no descartó un dólar por encima de los $ 6 para fin de año. El segundo protagonista fue el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray al incrementar al 20% el anticipo de impuestos para las compras con tarjeta de crédito en moneda extranjera y generalizarlo a los pasajes al exterior, incluso si se pagan en pesos.
Si bien Marcó del Pont aseguró que el BCRA dispone de más de US$ 40.000 millones “para administrar el mercado cambiario, evitando alteraciones bruscas y enfrentar cualquier pulseada que nos quieran hacer”, al menos US$ 3.000 millones de ese total corresponden a un préstamo del Banco de Basilea. Y desde hace 2 años esas reservas están en permanente declinación: bajaron de US$ 52.145 millones a fines de 2010 a US$ 40.600 millones a fines de marzo de 2013. Sólo en los últimos tresmeses se redujeron en US$ 2.690 millones.
Para el economista Ricardo Delgado es obvio que ningún presidente del Banco Central admite con tanta anticipación la devaluación de la moneda, pero las “condiciones objetivas” del mercado cambiario son tensas y se manifiesta en la gran brecha que existe entre el dólar paralelo y el oficial y en el achique de las reservas. En un año electoral Delgado considera que el Gobierno seguirá ejerciendo la mayor presión para controlar el paralelo y continuará tocando en forma casi diaria el dólar oficial para no quedar atrasado respecto de la inflación. Con relación a restringir el uso de las tarjetas de crédito en el exterior, Delgado opina que es una medida “antipática” y de efectos marginales.