En el Sur de Tucumán se desarrolla la cosecha de chía (Salvia Hispánica), un cultivo muy difundido en Centroamérica, que actualmente está ganando terreno en América del Sur y en el Noroeste Argentino por las propiedades que posee. Entre ellas se destacan ácidos grasos esenciales (Omega 3 y 6), antioxidantes, proteínas, aminoácidos, vitaminas B, minerales y fibra. Se suma el precio de comercialización de la semilla (a U$S 8.000 la tonelada), lo que impulsa a su siembra, afirmaron Ricardo Rodríguez y Luis Vicini.
Por esto, es fundamental minimizar las pérdidas en el cultivo. En el ámbito mundial existen escasos estudios sobre calibración de las máquinas en la cosecha mecanizada de chía. Ante esta realidad, técnicos del INTA Famaillá, enmarcados en el Proyecto Regional Tucumán Sur y el Programa Nacional de Agroindustrias y Agregado de Valor, realizaron un estudio con una serie de calibraciones en la cosechadora para reducir las pérdidas. Así, determinaron no sólo las pérdidas de granos sino también el origen, es decir, si son de plataforma o cola de la máquina.
La investigación se desarrolló en condiciones climatológicas ideales, el 29 de junio de este año, en el momento oportuno de cosecha con un rendimiento de 600 kg/ha.
Para la experiencia se trabajó con una cosechadora Don Roque 150, equipada con zarandas para trilla de sorgo, con una regulación estándar del sistema de trilla y una apertura delantera de 15 mm y trasera de 5 mm entre el cilindro de trilla y el cóncavo. Se probaron dos revoluciones (750 y 1.000 rpm) y dos regulaciones del ventilador en el sistema de limpieza de la máquina (750 y 650 rpm), orientando las aletas del ventilador hacia la salida del sistema de trilla y hacia atrás. La velocidad de avance fue constante a 3 km/h.
La medición de las pérdidas se realizó con la metodología INTA Precop, mediante cuatro aros ciegos de ¼ de m2. Se midieron pérdidas totales y pérdidas por cola y cabezal de la cosechadora, en 10 repeticiones. Para analizar las pérdidas, se separó el grano de la paja y granza por medio de una zaranda manual de 3 mm de tajo. Luego se procedió a la limpieza de los granos con una tela mosquitera y al pesaje.
La primera calibración fue con el ventilador de limpieza a 1.000 rpm, orientado hacia el centro y fin de zarandas, con el cilindro de trilla a 750 rpm. En este caso se registró una pérdida total de 115 kg/ha. De ese total, el 79,2% (91 kg/ha) fueron por cola, mientras que el 20,8% (24 kg/ha) restante se perdió por el trabajo del cabezal.
La segunda calibración fue con el ventilador de limpieza a 650 rpm, orientada hacia adelante, con el cilindro de trilla a 1.000 rpm. De la pérdida total (54 Kg/ha) obtenida, el 76% (41 kg/ha) fue por cola y el 24% por cabezal.
"Con la segunda calibración logramos reducir la pérdida total de 115 a 54 kg/ha, y se recuperó unos 61 kg/ha. Económicamente significa un ahorro de 488 U$S/ha", resaltaron los especialistas.