Pese a que hubo un aumento de 17% en el rendimiento por hectárea respecto del ciclo pasado, la cosecha de trigo en la provincia de Buenos Aires finalizó con una caída de 27 por ciento. La falta en la aplicación de fertilizantes le pasó factura al productor en materia de calidad.
El escenario político al inicio de la siembra 2015/2016, sumado al cierre del mercado interno y una apertura externa a cuentagotas, generó que muchos trigueros no sólo dejen de sembrar el cereal sino y principalmente inviertan menos tecnología al no saber el precio que recibirán por su cultivo. Esto hizo que muchos cambien su estrategia comercial y opten por irse a la cebada.
Un relevamiento de la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca, destacó que la combinación de precipitaciones por encima de la media de la región y una excelente distribución de las mismas disparó la productividad, la cual se vio reforzada por el desarrollo de temperaturas moderadas en los meses de noviembre y diciembre permitiendo una suba en el rendimiento promedio al pasar de 2.550 kilos por hectárea en el ciclo 2014/20115 a 2.980 de la cosecha actual. Sin embargo no alcanzó, quedando una producción final de 1.760.000 toneladas. Vale recordar que el trigo bonaerense representa casi el 60% de la producción nacional.
Desde la Dirección de Estudios Económicos de la Bolsa, Iván Ullmann señaló “que la ausencia del paquete tecnológico no causó problemas a la hora del rendimiento pero sí en la calidad”. Esto último significa un menor precio por el grano. El mercado paga entre u$s175 y u$s180 por tonelada pero siempre y cuando el cereal tenga 10,5% de proteína, a partir de ahí baja el valor.
El trigo también había empezado con problemas en la zona núcleo. En su momento, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) constató un retroceso de 24% del área a sembrar. Además de los altos costos, el dilema en el aumento de los valores de alquiler, los cuales se guían por la soja, fueron causantes de la baja.
A nivel del precio, el trigo sigue teniendo el mismo problema tras la apertura de la exportación por el actual Gobierno. Las cerealeras siguen sin pagar el precio pleno. Se aduce que el gran volumen comprado previamente hace que se pague menos. Se espera que en febrero se normalice, éste es el deseo de los funcionarios de la cartera agroindustrial.
La cebada fue otra de las perjudicadas por la menor fertilización. El rendimiento creció 40%, lo que se reflejó con una mejora de 57% en la producción. Pero la magra calidad en alrededor de 50% de la cosecha significa que no es apto para destinar a la industria cervecera.
Se espera que en el próximo período el productor fertilice correctamente incentivado por el nuevo escenario. De lo contrario, todo habrá sido en vano.