El cultivo de cebada viene aumentando en superficie y rendimiento desde hace más de una década. Tal es así que, en los últimos dos años se produjo un incremento notable en la producción nacional: pasó de alrededor de un millón y medio de toneladas a tres millones en 2010 y cuatro millones, el año pasado.
Pero esto no es todo, ya que se estima que la superficie sembrada en este 2013, volverá a crecer. Esto indica que muchos productores con poca experiencia en el cultivo, se volcarán hacia el mismo.
Advirtiendo esta situación, Pablo Prystupa, de la Cátedra de Fertilidad y Fertilizantes de la Facultad de Agronomía de la UBA, presentó un estudio en el cual se asegura que las variedades actualmente cultivadas en nuestro país responden muy bien a la fertilización nitrogenada. En ese texto se hace referencia a una red de 25 ensayos realizada en el sur y norte de Buenos Aires, empleando la variedad Scarlett, donde se observó una respuesta media de 760 kg/ha, con dos casos que superaron los 1.500 kg/ha de respuesta.
Asimismo y en los ambientes con mayor potencial productivo la mínima dosis que permitió obtener el máximo rendimiento, estuvo comprendida entre 100 y 130 kg N/ha, en promedio 115 kgN/ ha (sumando el nitrógeno de los nitratos del suelo hasta 60cm de profundidad más fertilizante).
En conclusión, el trabajo realizado sostiene que la cebada es un cultivo muy eficiente en el uso del nitrógeno. “Es posible obtener altos rendimientos con menos fertilizante que en trigo, pero si el grano se destinará a un uso cervecero, se deberá aplicar un plus de fertilizante nitrogenado para alcanzar el contenido proteico requerido. El productor debe considerar que este mayor costo le significará luego un mayor precio y, probablemente, una mayor seguridad a la hora de vender la mercadería, considerando que el mercado de la cebada forrajera es, por el momento, sólo un porcentaje menor de la demanda de este cereal”, asegura Prystupa.