Con un ojo en los mercados y otro en el dólar, el productor sólo vende si lo necesita o si la ecuación le indica que ganará más. Este efecto retención empieza a verse con más fuerza dado que las exportadoras informaron que la semana pasada apenas llegaron al Banco Central u$s583 millones, lo que significa una baja del 30% en la relación interanual con 2013.
Según los datos aportados por las cerealeras en el global sigue arriba apenas con una mejora del 1,2 por ciento. A la fecha se lleva acumulado u$s11.893 millones contra u$s11.747 millones del año pasado. Se espera en este ciclo una liquidación cercana a los 28.000 millones de dólares.
El seguimiento en la entrega de los granos que lleva el Ministerio de Agricultura, muestra un retraso en la comercialización del 36% contra el 44% del período anterior.
La información oficial indica que mayo cerró con compras totales (por parte de la industria y la exportación) en 20,4 millones de toneladas, 1,5 millones de toneladas menos que a la misma altura del año anterior pero 3,5 millones por debajo del promedio de las últimas cinco campañas.
La reticencia del productor a deshacerse de la mercadería a la espera de una mejora en los valores ofrecidos o en la relación cambiaria fue el principal sostén de los precios a esta parte, pese a que el cambio de expectativas y la necesidad de hacer frente a diversos vencimientos podrían eventualmente inclinar la balanza en favor de las ventas.
Pero todo indica que será difícil. Lo dicen los $2.400 por tonelada ofrecidos ayer por la exportación. Un retroceso de 200 pesos, si lo comparamos con los 2.600 pesos que llegó a tener semanas atrás ocasionando la venta de más de 200.000 toneladas de soja. Ayer apenas se comercializaron 10.000.
La lectura es simple. Si el precio cae, el productor dependerá de la devaluación para seguir manteniendo rentabilidad en el negocio. Y si bien hay correcciones hacia arriba, el escenario en el mediano plazo señala que la buena evolución de la siembra estadounidense, le pone cada vez firmeza a los precios y que giran en torno de los u$u250 para la plaza local en mayo próximo.
Panorama complicado para los exportadores
El rechazo de la Corte Suprema de Estados Unidos a la apelación argentina contra los fondos buitre podría significar un costo más alto para las cerealeras a la hora de buscar créditos en el exterior en dólares para prefinanciar las operaciones de exportación.
La prefinanciación no es más ni menos que la forma que tienen las multinacionales para hacerse de fondos necesarios en el pago a los productores, depositar las retenciones y el IVA, mediante créditos en alguno de los bancos internacionales que operan en el país.
Los analistas consultados plantearon un escenario “negativo” a partir de la suba del riesgo país. Un efecto contrario tras el acuerdo con el Club de París.
Si el gobierno necesita de los dólares del campo, deberá apelar nuevamente a una devaluación como la de enero pasado que permita una liquidación por parte del productor en el segundo semestre. Hoy, como ya se dijo, hay una fuerte retención debido a que el precio es malo y el dólar no ayuda a vender los porotos.