En el teatro Gran Rex, algo más de 3.000 personas se dieron cita al Foro Internacional sobre cambio climático que organizó este jueves el Ministerio de Agricultura de la Nación junto con el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT).
Los expertos nacionales e internacionales que se sucedieron a lo largo de la jornada a la que asistió El Enfiteuta, coinciden en un dato concreto: “El clima está cambiando”. Por eso no es casual que esa haya sido la frase convocante del Foro organizado por la cartera Agropecuaria.
Los datos que brindan los científicos, como Jean Pascal Van Ypersele señalan que si la humanidad hace algo al respecto y se pone de acuerdo en reducir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) ya mismo –no en la década próxima- entonces, posiblemente, la temperatura de la tierra solamente suba un grado.
“Si no hacemos nada, y todo se mantiene como hasta ahora, la temperatura se elevará en unos 5 grados centígrados” mucho antes de lo que pensamos. No es broma. En los últimos 150 años la cantidad de dióxido de carbono emanada por el hombre creció exponencialmente. Tanto que equivale a la explosión de 4 bombas atómicas como las de Hiroyima por segundo.
Sin embargo, quienes tienen el poder de decisión a nivel planetario no parecen muy preocupados. La encíclica “Laudato Si” del Papa Francisco pone énfasis en que no todos los países y sus habitantes tienen la misma responsabilidad sobre el hecho.
Es que la desde que comenzó el debate sobre el cambio climático, hace más de dos décadas, los países desarrollados han tratado de “internacionalizar” los costos ambientales ocasionados, y eso para el Papa es una “injusticia” que se esconde “bajo el ropaje del medio ambiente”.
El Ministro Casamiquela lo explicó con números durante la apertura del Foro. De 195 países que había en el mundo en 2011, apenas 10 explican el 72% de las emanaciones de GEI, esos países concentran además el 60% de la población y el 74% de los recursos económicos planetarios: Estados Unidos, Rusia, China y los integrantes de la Unión Europea.
Es casi obvio remarcar la solución al “problema” del cambio climático está en manos de esos países que concentran no solamente los recursos humanos sino también económicos y además son los responsables de la situación actual en más de un 70%.
El resto de los países del mundo contribuye a la emisión de GEI con un 3% en promedio, y la Argentina está en menos de una tercera parte de ese promedio con solo el 0,88% de emisiones a nivel global.
Aún así, la Argentina requiere desarrollarse como muchos otros países. Y está dispuesta a no aumentar sus emanaciones contaminantes tanto en la producción agrícola como ganadera, por eso se vienen desarrollando modelos más sustentables en la producción agropecuaria que eviten la desertificación de suelos o complemente la ganadería con los bosques naturales.
En palabras de Casamiquela “desde el punto de vista político, nosotros vamos a trabajar en mitigar la emisión de gases invernadero, pero fundamentalmente en adaptar la producción de nuestro país a los nuevos cambios que se vienen. Argentina hoy solo emite el 0,9% de gases a nivel mundial y tenemos que tener cuidado para que toda la producción de nuestro país sea sustentable”.
Para dejar sentado el compromiso Carlos Casamiquela y director general CIAT, Rubén Echeverría Luraschi, firmaron un convenio de cooperación técnica, incluyendo la investigación aplicada en cambio climático y adaptación de la agricultura; la innovación en introducción de nuevas variedades de especies forrajeras y combinación con otras producciones, como legumbres y ganadería silvopastoril, y el estudio de las emisiones de gases de efecto invernadero sobre distintos suelos y cultivos, relacionados a la producción agropecuaria; entre otros aspectos.
Mientras tanto los gobiernos del mundo no parecen dar en la tecla. “En 1991 hablábamos de la necesidad de modificar las cosas para reducir la emisión de gases”, lamentó el mexicano Rafael Echeverri Director Técnico del Programa Iberoamericano de Cooperación en Gestión Territorial, especialista en Población y Desarrollo.
En el DF de México el smog liberado por la enorme cantidad de automóviles sigue siendo un grave problema. “Se toman muchas medidas para tratar el problema y el Estado destina muchos recursos para mitigar los efectos nocivos que ocasiona”, explicó. “Pero el problema sigue siendo el humo y no los automóviles”, remarcó decepcionado.
Mientras los países o sus gobiernos sigan viendo el problema en las consecuencias y no en las causas la solución estará cada vez más lejos. “El clima está cambiando” pero la humanidad -o mejor dicho quienes tienen el poder y la responsabilidad de evitarlo- por el momento no.