De la mano de inversiones y de radicaciones industriales, el maíz ha elegido a Córdoba para desarrollar su plataforma nacional de valor agregado. Los recientes anuncios de instalaciones de plantas para procesar semillas híbridas de alta calidad (Monsanto y Syngenta) vienen a completar el círculo que años atrás comenzaron a trazar los desembarcos de la avícola Avex, con un modelo de integración, y los establecimientos para elaborar bioetanol sobre la base del cereal. En todos ellos, el maíz aparece como una materia prima, a la que se le da valor en origen.
A partir del imán que genera la elaboración del combustible renovable sobre la base del cereal se estima que en 2014 sólo en la provincia de Córdoba se producirán 1,2 millón de toneladas de maíz molido. A esta demanda hay que sumarle la que generarán los engordes a corral, las granjas porcinas y las avícolas.
Vive su momento. El futuro promisorio que tiene el maíz como proveedor de proteína barata para la producción en carne, a partir de los subproductos que generará la elaboración del etanol, fue tema de análisis durante el Primer Congreso Nacional de Agregado de Valor en Origen, que comenzó el miércoles y termina hoy en la experimental del Inta Manfredi. Allí, más de dos mil asistentes escucharon de la boca de expertos las alternativas que ofrece en cereal como hacedor de carne. “Esta nueva producción de etanol de maíz en Córdoba producirá en 2014 un total de 360 mil toneladas de granos destilados con soluto (DGS). Este producto, al igual que el expeller de soja será destinado en gran parte a consumo interno para producir carne, pero también existen muchos mercados globales que demandan su utilización”, observó Mario Bragachini, el técnico del Inta, quien abrió el ciclo de conferencias durante el Congreso.
Por cada tonelada de maíz que se utiliza en la producción de etanol, por molienda seca, se obtienen alrededor de 300 kilos de DGS y 400 litros de etanol.
Bueno y barato. En los últimos meses, el negocio de convertir granos en carne a través de los engordes a corral o de los sistemas de suplementación estuvo más supeditado a la desfavorable relación compra–venta entre el ternero y el gordo, que al costo de la alimentación.
“Hoy estamos con una actividad rentable, a pesar de que los precios de los granos suben. El maíz se muestra como una alternativa ante el precio que alcanzarán los derivados de la soja”, comentó Daniel Costantino, productor ganadero de Marull e integrante de la Cámara Argentina de Feedlots.
En muchos sistemas ganaderos, la tendencia fue hacer procesos de recría, para incorporar kilos baratos, antes de terminar con las dietas más caras sobre la base de granos. En esa recría ayudó mucho el silaje que sigue ganando en adhesión y relevancia en distintas zonas del país. Su incorporación es también parte del valor agregado de querer convertir granos en carne. Para Marcelo de León, del área de ganadería del Inta Manfredi, se trata de un recurso agrícola que se transforma, a partir de su cosecha para grano o como picado de la planta, en alimento. “El recurso es el mismo cultivo y el destino es la misma producción tanto de carne como de leche, que tiene como objetivo el valor agregado final”, indicó el técnico.
El recurso agrícola, como materia prima de valor agregado para la conversión en carne, tiene tres formas de utilización: como grano seco, que se puede comprar o producir en forma propia; el ensilado como grano húmedo, que es procesado y tiene mayor digestibilidad que el grano seco; y la tercera opción es el picado de la planta entera, que ofrece como ventaja un gran volumen de alimento y un costo por kilo de materia seca menor. Además la combinación entre volumen y fibra permite aplicarla a distintos tipos de dietas o en niveles de producción.
Pero la proteína es indispensable en cualquier ración. Y es ahí donde intervienen los subproductos de la molienda de la soja, girasol y, en especial ahora, del maíz, sostienen los especialistas.
En todo sistema de alimentación, el grano aporta la energía, la planta entera suministra además la fibra, pero hace falta el componente proteico que proviene de los derivados agrícolas. “Ahora se presenta como alternativa casi inmediata el uso de los residuos o subproductos de la elaboración de etanol sobre la base de maíz. Es el último componente necesario en todo tipo de dieta que aporta la proteína. Además de silaje o grano, la dieta necesita un aporte extra de proteína, tanto para la producción de carne como de leche. Es ahí donde cobra importancia los residuos ricos en proteínas”, expresó De León.
La proteína de mayor valor cualitativo es el expeller de soja, que a su vez es el más caro, luego se encolumnan la de girasol, maní y en menor medida por concentración de proteína están los residuos de la industrialización de etanol, que son los más baratos. El DGS contiene la misma o más energía que el maíz pero tiene menos proteína que la harina de soja.
Según el técnico del Inta, hay una relación casi directa entre contenido de proteína y costos. La idea es apuntar a buscar el menor costo del kilo de proteína, y ahí crecen las chances del maíz.
Una demanda creciente
Estados Unidos. Es el mayor productor mundial de etanol sobre la base de maíz; allí sus ganaderos incorporan cada vez con más ritmo la proteína del cereal a la producción de carne.
2011. El año pasado, los sistemas de producción de carne estadounidenses reemplazaron 28,6 millones de toneladas de maíz y 6,7 millones de toneladas de soja por 29,1 millones de toneladas de DGS, el derivado de la molienda del maíz. La razón: fue la fuente de energía y de proteína más competitiva en precio en el mercado mundial.
Reemplazo favorable. Por cada tonelada de DGS incorporada se reemplazó a 1,2 tonelada de granos de maíz y harina de soja.
Maíz
Más valor en origenLa molienda de maíz para elaborar etanol genera subproductos proteicos más económicos que los de la soja
20 Jul 2012
20 Jul 2012