“Lo que pasó en 2008 con la resolución 125 casi nos hacen volcar por haber calculado mal los números y ahora nos quieren dar lecciones”. Así lo indicó hoy la presidenta Cristina Fernández de Kirchner –durante un acto oficial realizado en la ciudad de Santa Rosa– en referencia al ex ministro de Economía y creador intelectual de las “retenciones móviles” Martín Lousteau.
“Yo soy responsable de una parte técnica, pero lo que quería hacer (el entonces secretario de Comercio Interior Guillermo) Moreno era mucho peor”, salió a responder Lousteau (quien actualmente es candidato a gobernador de la ciudad de Buenos Aires por el partido ECO Suma +). “Nosotros hicimos algo más moderado”, aseguró en referencia a la resolución 125 que paralizó a la Argentina durante buena parte de 2008.
La realidad es que, más allá de las chicanas políticas, la situación actual es, en términos relativos, peor que la presente en 2008 porque, con el derrumbe de los precios internacionales de los commodities agrícolas, ningún cultivo es rentable en la actual coyuntura.
En el presente mes de junio la participación del Estado en la renta agrícola fue en promedio del 93,5%, según el Índice Fada. Es decir: la sumatoria de los impuestos (provinciales y nacionales) y los costos de intervención se llevan 93,5 pesos de cada 100 pesos que genera una hectárea agrícola promedio a nivel nacional.
El indicador es un reflejo del malestar presente en el sector agrícola argentino: muchos productores, una vez finalizada la cosecha gruesa, van cayendo en la cuenta que, con los precios actuales de los granos, no les alcanza el dinero para pagar las deudas bancarias y comerciales de la campaña 2014/15. Habrá refinanciaciones masivas. Y escaseará el capital necesario para financiar la campaña agrícola 2015/16.
Los responsables de las entidades bancarias que trabajan en el sector (menos el ahora camporista Banco Nación) y de las compañías de agroinsumos este año harán lo imposible para que los empresarios agrícolas puedan volver a sembrar (con un nivel de apalancamiento elevado). Pero la apuesta subyacente a esa movida es un cambio de escenario en 2016 (que nadie sabe si llegará a darse). Algunos –especialmente los más pequeños– se quedarán sin resto.
Por tal motivo, en los últimos días comenzaron a registrarse movilizaciones y asambleas espontáneas de productores que, tal como ocurrió en el conflicto de 2008, están empezando a ser canalizadas por representantes de las entidades del agro.