Mi tesis es que Messi erra el penal, porque lo erra, sin metáfora alguna, y que tras la serie de penales y la consagración de Chile entiende que su disparo malogrado, por ser el capitán del equipo, por ser quien menos derecho a errar tiene por ser el número 10 del equipo, que en Argentina es ser el número 1 (la pelota siempre al diez), por tener cinco balones de oro, lo hace más responsable que a Biglia de perder la final. En términos narrativos no se equivoca para nada. Donde se equivoca es en la administración de su responsabilidad.
Porque pudiendo dar los pasos naturales del duelo, llorar, enojarse, reconocer, hace la jugada maradoniana, narcisista, de llorar pour la gallerie y para evitar, en este caso incómodo, el filo de culpabilidad hace el número tradicional de la víctima cuando ya era ridículo seguir llorando. No he visto un catalán más argentino en trescientos años. Por supuesto, otro supuesto hace más operístico su renunciamiento histórico y mejora la cuerda para los predicadores del día después y todos los prosistas falsos que, poco a poco, y sin dar respiro, destruyen las pocas ganas de leer que le pueden quedar a un adulto: la figura fondo de la patria, con su drama identitario e institucional en continuado, la AFA, José López, las bóvedas de Néstor, etcétera.
Fue curiosa la reacción general ante su anuncio. ¿Qué anuncio realizado en caliente es respetable? Son todos de pobre cumplimiento... Es que para el lamentable nacionalismo argentino ésta fue también la oportunidad de correr la historia de *perdimos con chile* (que no es perder con Alemania) a la de *cristo hace puchero*. Ninguneamos la realidad de Chile, una realidad que -con y sin lo futbolístico- nos empequeñece, para vivir la potencia mitológica de nuestro diez crucificado y el revival permanente del cuento de sus inyecciones para crecer, su own personal villa fiorito.
Messi es raro, como desconectado, pero así como es también alienado y obediente, a las marcas, a su club, a la distancia de la barrera, a su madre y a su padre; y también sigue tendencias, la barba ornamental, tan de moda, tan de prófugo. Y en este happening de su renuncia a la Argentina se abraza con el sueño argentino de dejar las cosas sin terminar.
No lo va a concretar, ya lo sabemos. Va a jugar en Rusia 2018 empujado por la fuerza imperial de los sponsors y el consejo de sus mayores. Además, ¿quién se va a quedar en la casa pudiendo jugar un mundial?