En el reciente congreso de Aapresid se pusieron en tela de juicio varios conceptos que hasta hace muy poco eran tomados como supuestos básicos. Uno de los temas que se debatieron fue la interacción entre la ganadería y la agricultura dentro del paradigma productivo actual.
En los últimos años predominó la idea de que la hacienda debía ser ubicada en las zonas marginales para poder aprovechar con la agricultura los campos de mayor aptitud, pero ahora hay quienes aseguran que la ganadería también puede ser una excelente herramienta económica y ambiental en las mejores zonas productivas.
Eso fue precisamente lo que dijo, en uno de los talleres del congreso, Telmo Trossero, un productor del sur de Santa Fe que analizó los sistemas mixtos teniendo en cuenta aspectos como la dinámica y eficiencia en el uso del agua y la dinámica y ciclado de los nutrientes del suelo.
“Propongo que veamos la situación ganadera con el mayor optimismo posible. Muchos productores están observando que el sistema mixto funciona cada vez mejor”, afirmó el productor para comenzar. Según explicó, este tipo de agroecosistemas debe ser manejado con siembra directa permanente y con el aprovechamiento de los rastrojos para la alimentación de la hacienda.
En su campo, Trossero integra la agricultura y la ganadería en la totalidad de la superficie. La única limitante para hacerlo en cualquier campo, según su opinión, debería ser que la aptitud del suelo en algunas zonas no sea suficientemente buena para la agricultura.
La rotación, en este esquema, es de soja, maíz y cuatro años de pasturas de alfalfa. “La alfalfa se hace sobre rastrojo de maíz, pero la condición es que se haga un pastoreo intenso previo de los rastrojos para que no queden muchos residuos que puedan dificultar la implantación de alfalfa. Es importante cargar la zona que será sembrada con la mayor cantidad de animales posible”, explicó Trossero.
Luego agregó que la alfalfa es sembrada al voleo cuando la hacienda aun está en el lote, y que los animales son retirados cuando el cotiledón apenas soma sobre la superficie. “Es muy importante el momento de la siembra. La hago bien temprano y con buena humedad, buena temperatura y lejos de las heladas. Marzo y abril tienen mucha humedad relativa, son buenos meses”, explicó.
Entre las ventajas del sistema mixto que el productor remarcó durante el encuentro, además de la diversificación productiva, una mayor biodiversidad en el ambiente y el aumento de la materia orgánica en el suelo, está el factor económico.
Trossero afirmó que “los márgenes brutos de los últimos cinco años dieron mayor rentabilidad para la cría y el feedlot que para el maíz o la soja”.
Según el productor, la principal razón por la que los sistemas mixtos con ganadería de ciclo completo no están muy difundidos es que implican mucho trabajo. “Hay que estar observando y ejecutando todos los días. Estos sistemas tienen muchas ventajas agronómicas, pero hoy faltan los recursos humanos y las instalaciones”, aseguró.
Hacer las cosas bien nunca fue fácil, pero los resultados generalmente hacen que valga la pena el esfuerzo. Por este lado, como muestra Trossero, se agranda la lista de opciones de otros paradigmas productivos.