El año que acaba de terminar dejó varios sinsabores en el sector agropecuario. Y este flamante 2015 se anticipa como un año más que complejo. No solo por el ruido electoral interno, y la necesidad de los hombres de campo de poner en primera fila sus reclamos, sino porque todos los pronósticos dan cuenta de que estaremos ante una supercosecha global de soja, que puede tener un fuerte impacto negativo en los precios. Ya a esta altura la futura campaña sojera argentina, en torno a 52 millones de toneladas, vale hasta u$s 4500 millones menos que lo que significaba a comienzos de 2014 la anterior cosecha, por un volumen similar. Eso porque no hay que olvidar que la soja arrancó 2014 en u$s 466 la tonelada, llegó a valer casi u$s 540 en mayo y se vino a pique a principios de octubre, cuando tocó un mínimo en cuatro años: u$s 332 la tonelada, ante la campaña casi perfecta en Estados Unidos, con rendimientos más que récord. En el último trimestre, los precios volvieron a posicionarse en torno a u$s 380 la tonelada, por una demanda más fortalecida y la reaparición de los fondos especulativos tomando posiciones.
Estrella
¿Qué será del cultivo estrella de la última década en este 2015 electoral? "Todos apuntan a un récord en la producción en el Hemisferio Sur, tanto Argentina como Brasil, por lo que de no mediar factores climáticos adversos, empujará hacia abajo a los precios", indica José Frogone, analista de granos de la corredora Cortina Beruatto. "Imagino un mercado moviéndose dentro en un rango no demasiado amplio y quizás con tendencia a la baja en soja, si hay récord de producción", abunda.
¿Cuán estrepitosa puede ser esa baja? Difícil predecirlo, sobre todo cuando nadie imaginaba, y menos el Gobierno que se nutre del 30% de los derechos de exportación del complejo oleaginoso, que en 2014 iba a haber una soja por debajo de u$s 350 la tonelada. Javier Buján, presidente del Centro de Corredores de Granos de la Bolsa de Buenos Aires, considera poco probable que el mercado se derrumbe. Y calcula que u$s 365 por tonelada estará dado el sostén de precios en el mediano plazo, al menos hasta junio, cuando se comience a saber la intención de siembra gruesa en Estados Unidos.
A nivel local, el panorama es complicado. La soja cubrirá en esta campaña, que comienza a cosecharse en abril-mayo, más de 20 millones de hectáreas, un nuevo récord. A la vez, los distintos guarismos apuntan a que se producirán entre 52 y 54 millones de toneladas, lo que sería otro récord. Las razones para que otra vez sea reina la soja hay que encontrarlas en "el posicionamiento de los precios relativos frente a producciones alternativas", comenta Guillermo Rossi, economista de la Bolsa de Comercio de Rosario. Es que aún con márgenes mucho más ajustados que en años anteriores, la oleaginosa sigue siendo mejor negocio y reserva de valor que el maíz y el trigo, que llevan ocho años de mercados intervenidos y por ende con precios planchados.
Para Javier Mariscotti, analista de mercado, los actuales niveles (en torno a u$s 250 la tonelada) y más allá de la prevista cosecha récord, hacen que el productor se arriesgue a retener la vieja cosecha hasta las últimas consecuencias. "Cualquier fracaso en el clima puede disparar la cotización y este factor hace que se retenga", sostiene. Y apunta que aún está en poder de los productores el 30% de la cosecha anterior. Mariscotti considera, además, que la decisión del Banco Nación de cortar créditos a los sojeros con porotos retenidos no acelerará las ventas. "Solo se va a vender si las lluvias son buenas o muy buenas para nuestra cosecha, porque eso es un factor bajista para los precios", indica.
Lorena D’Angelo, analista de mercado de granos y consultora, cree que la retención de granos será nuevamente la estrategia elegida, no solo a la espera de mejores precios, sino de una nueva devaluación del peso, que permita recuperar terreno frente a la inflación y los márgenes negativos que hoy se afronta por los precios. "Demasiado no podrán esperar porque hay muchos vencimientos en mayo y van a tener que vender a cosecha un importante volumen", avizora.
Frogone también coincide en que la retención de granos será otra vez el centro de la disputa Gobierno-campo. "La incertidumbre mayor no está en Chicago, sigue estando acá y excede largamente la problemática del sector", señala el analista. "Las expectativas están puestas por parte del sector en un cambio de Gobierno", suma DAngelo.
Es que más allá del producto de exportación por excelencia, el sector rural quiere soluciones inmediatas a la intervención en los mercados de trigo y maíz, y algún cambio en el esquema de retenciones tanto para esos granos como para los productos de las economías regionales, entre otros reclamos que llevaron y llevarán a todos los precandidatos presidenciales de cara a que 2016 tenga por lo menos los nubarrones políticos un poco más despejados.