El USDA había anunciado el descubrimiento de plantas de trigo transgénico resistente al glifosato. El gigante estadounidense de la agroquímica Monsanto había efectuado ensayos de este trigo transgénico en varios campos abiertos entre 1998 y 2004, antes de abandonar el proyecto.
Europa y Japón reaccionaron rápidamente al anuncio, ya que la producción de trigo genéticamente modificado no ha sido autorizada hasta el momento en Estados Unidos ni en el resto del mundo.
La Comisión Europea pidió el jueves pasado a sus Estados miembros verificar las importaciones de trigo provenientes de Estados Unidos y dijo que seguirá la situación de cerca para "asegurar la protección de los consumidores europeos".
Japón, en tanto, suspendió parte de sus importaciones de trigo estadounidense.
Los responsables del USDA aseguraron en el sitio web del departamento que toman la situación "muy en serio", al tiempo que minimizaron los riesgos para la salud y el medio ambiente.
"El USDA está comprometido en proteger la agricultura estadounidense y lleva a cabo una investigación a fondo", dijo Bernadette Juárez, subdirectora del servicio de inspección de Sanidad Animal y Vegetal. Y agregó: "Examinamos este rasgo particular de resistencia al glifosato en los diferentes cultivos (autorizados) como el algodón, el maíz y la colza, y no tenemos dudas sobre la seguridad de estas plantas de trigo en esta etapa". En un comunicado, Monsanto dijo que se trata del primer caso de trigo transgénico encontrado en un campo desde el fin de los ensayos en 2004.
La compañía también prometió "cooperar con el USDA para confirmar los resultados de las pruebas" en Oregon y "tomar las medidas necesarias" para evitar toda contaminación de granos de trigo convencional con esta variedad genéticamente modificada, denominada Monsanto Roundup Ready.
Para Bill Freeze, analista del Centro para la Seguridad de los Alimentos (Center for Food Security), una ONG opuesta a los transgénicos, este incidente demuestra "la incapacidad del sistema regulatorio estadounidense" en lo que se refiere a los cultivos genéticamente modificados.
Muchos estudios han demostrado que "el USDA se contenta con dar permisos a las empresas que desean llevar a cabo ensayos en los campos con cultivos transgénicos sin hacer verdaderamente las inspecciones", agregó.
El trigo genéticamente modificado no ha sido autorizado en diez años en Estados Unidos, donde enfrenta una fuerte oposición de grupos ambientalistas, consumidores e incluso de los propios agricultores, señaló.
Variedades genéticamente modificadas de maíz, soja e incluso algodón y colza resistentes al glisofato ya son cultivadas y comercializadas desde hace varios años en el mundo, y acarrean un gran aumento del uso de herbicidas, dijo Freeze.
Sin embargo, cultivos como el maíz son destinados principalmente a la alimentación animal o a la producción de biocombustibles, mientras que el trigo es consumido directamente y en su totalidad por humanos.
Freeze denunció ausencia de controles de los productos transgénicos por parte de la Agencia de Medicamentos y Alimentos estadounidense (FDA) y argumentó que han sido pocos los estudios sobre los impactos de estos cultivos en la salud tanto de animales como humanos.
"La FDA no tiene la obligación de examinar los cultivos genéticamente modificados antes de su comercialización" y se contenta con las garantías que dan las compañías como Monsanto en el sentido de que estos cultivos no tienen riesgos, indicó el experto.
Este suceso hace temer tanto a los agricultores como al mercado sobre efectos nefastos en las exportaciones de trigo estadounidense.
"Hace diez años, el descubrimiento de un simple caso de 'vaca loca' en Estados Unidos llevó a Japón a casi detener sus importaciones de carne vacuna e hicieron falta años para recuperarse", recordó Bill Nelson, analista de Doane Advisory, al explicar el potencial impacto del incidente en el comercio del trigo.