El tractor quedó abandonado en una loma alta. Rolando Kuhn lo mira con nostalgia mientras recorre las plantaciones de naranjas y mandarinas en una lancha que le prestó un vecino. Más de la mitad de las 15 hectáreas que tiene la finca San Joaquín quedaron sumergidas bajo el agua verdosa del lago de la represa de Salto Grande, que duplicó su altura hasta alcanzar, ayer, los 36,8 metros.
Este hombre de 40 años, que vive en Colonia Ayuí desde hace más de 20 con su familia, repite, como si tratara de convencerse: "Esto es real". Zigzaguea con la embarcación entre los nogales que en septiembre del año que viene darán enormes nueces pecan y los cítricos, cuya producción -según Kuhn- "está totalmente perdida".
"Las raíces de los árboles se pudren y se secan", advierte mientras señala un manojo de naranjos amarillentos que empiezan a mostrar los síntomas de la muerte cercana. Reponer cada árbol cuesta entre 60 y 100 pesos, dependiendo de la variedad. "Una fortuna", se queja.
Con los niveles normales del caudal de la represa, el lago ocupa una superficie de 70.000 hectáreas. Ahora, con 36,80 metros, cubre más de 80.000. Es un espejo de agua artificial que surgió tras la construcción de la represa de Salto Grande, a fines de la década del 70. La represa regula el flujo para producir energía y para evitar que el agua que llega de Brasil y del noreste argentino empeore las inundaciones en las localidades que están río abajo. Por ese motivo el lago creció e inundó las quintas que están asentadas allí.
En la misma situación que Kuhn hay cientos de productores de cítricos, un sector que es uno de los motores de la economía en Concordia, Federación y el norte de Colón, en Entre Ríos. Según los registros del INTA, hay 16 millones de árboles de naranja, mandarina, pomelo y limón. Pero la producción va en baja desde hace cinco años, una crisis que se agudizó con las trabas para exportar y ante la caída de los precios, a causa de una mayor oferta en el mercado interno. "Entre uno y dos pesos nos pagaban el kilo de naranja", cuenta Kuhn, y señala hacia el Oeste, donde la plantación de arándanos de un vecino está tapada por el agua.
En octubre pasado, los productores de esta zona entrerriana desecharon más de 80.000 toneladas de cítricos, debido a la crisis y a los precios bajos. Otros prefirieron regalar o vender a muy bajo precio la fruta al público, como sucedió en Paraná.
"Yo no me tuve que evacuar, pero perdimos todo", dice el productor de 40 años. El agua del lago está a unos 20 metros de su casa y los galpones donde guarda las maquinarias.
La reconstrucción
Guillermo Meier, director de la estación experimental del INTA de Concordia, recorre las zonas afectadas por la crecida y las lluvias desde la semana pasada. Estuvo el sábado pasado en la zona de Colonia Ayuí, donde vive Kuhn. "Los cultivos más afectados son los cítricos en esta zona. El ganado se logró sacar de las zonas bajas, que era lo más complejo", explica.
"Muchos arroyos se desbordaron por las lluvias, que superaron los 500 milímetros en lo que va de diciembre", apunta. Toda la infraestructura vial quedó destruida. El agua arrasó caminos y terraplenes. "Hay pueblos que están alejados del río Uruguay que se encuentran aislados, como Nueva Escocia y Santa Rosa", advierte.
Meier asegura: "No será fácil reconstruir los sectores productivos afectados por el temporal y la crecida de los ríos". Hay que plantar árboles nuevos.
La crecida de los ríos Uruguay y Paraná no sólo obligó a que más de 10.000 entrerrianos escaparan del agua y fueran evacuados. Dejó un tercio de las tierras productivas bajo el agua, un problema que se podrá dimensionar cuando pase el pico de la inundación, que según el ministro de la Producción de Entre Ríos, Carlos Schepens, "aún no llegó".
"Lo que más requerirá inversión será la reconstrucción de toda la trama vial del interior provincial", analizó. Y agregó: "Nos afectaron dos crecidas juntas, una por cada lado. La del Paraná y la del Uruguay, con lluvias extraordinarias, que superaron los 500 milímetros. Es muy complicada la situación, pero es necesario evaluar con tiempo el escenario para poder hacer un adecuado diagnóstico", dijo el ex intendente de Concepción del Uruguay.
"Se lograron sacar de la zona de islas 120.000 cabezas de ganado, algo que no se pudo hacer en 2009 y murieron la mitad. Como ahora el precio del ganado ha aumentado los productores prefirieron salvar a los animales y llevarlos a zonas altas", sostuvo el titular de la cartera de Producción.
La reconstrucción, según cuenta el funcionario, requerirá "tiempo y dinero". Esta semana van a llegar funcionarios del Ministerio de Agroindustria de la Nación para evaluar la situación. "Se está evaluando declarar la emergencia agropecuaria como paliativo para los productores", anticipa.
Ayer, la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande (CTM) señaló que "existen pronósticos de precipitaciones para la próxima semana en la zona". El Servicio Meteorológico Nacional aportó que hoy podrían retornar las lluvias a la región. Estos malos augurios sobre el clima encienden preocupación. El ministro de la Producción de Entre Ríos sostuvo que "si hay más lluvias la situación se va a complicar aún más no sólo en las regiones ribereñas, sino también en los lugares donde las precipitaciones de la semana pasada anegaron todo".