La histórica imagen de los turistas argentinos copando las playas de Punta del Este y de otras ciudades de Uruguay de a poco se va desdibujando.
No porque los viajeros de este lado de la orilla haya abandonado esos destinos, sino porque la situación económica argentina también afecta el flujo hacia ese país.
"Para estos días esperamos las primeras cifras oficiales de este temporada, pero las primeras estimaciones que tenemos indican que el ingreso de argentinos se estancó. Tal vez se registre un incremento muy pequeño, pero no hay grandes avances en este sentido.", sostuvo Liliam Kechichián, ministra de Turismo de Uruguay.
Quienes aprovechan este estancamiento son los turistas brasileños, que de a poco comienzan a ocupar el lugar que dejan vacante los argentinos.
Según los últimos datos oficiales, los visitantes de esta nacionalidad alcanzarán este año el millón en tierras uruguayas –una mejora cercana al 20% respecto de las cifras que se habían registrado en 2013–, contra los 1,6 millón que marcarán los argentinos, cifra prácticamente idéntica a la del año pasado.
"El turista brasileño tiene la particularidad de que, al contrario de lo que ocurre con el argentino, no viene aquí en busca de playa porque en su país las tiene de muy buen nivel. En cambio, sí se interesa por realizar compras", explicó la funcionaria, quien además resaltó la diferencia de poder adquisitivo que hay entre unos y otros.
Antonio Carámbula, subsecretario de Turismo, por su parte, también declaro en este sentido. "La llegada de brasileños no sorprende. Se trata de un crecimiento sostenido a base de trabajo y promoción tanto público como privado", dijo al diario uruguayo El País.
Pese a esto, no son los que más gastan. Ese lugar de privilegio es para los turistas paraguayos –esta temporada arribarán entre 50.000 y 60.000–, que desembolsan por día entre u$s 150 y u$s 170, mientras que el promedio es de u$s 120, cerca de donde se encuentran los argentinos.
El otro punto donde se hace sentir el cambio de tendencia entre los argentinos es en el segmento inmobiliario.
"Durante muchos años, el verano representaba uno de los momentos de mayor movimiento ya que los argentinos aprovechaban para analizar inversiones e incluso concretarlas. Pero ahora esto ya no se da tanto. Digamos que en el caso de los argentinos es una suerte de continuación de lo que ocurre en el mercado inmobiliario de allí, que entendemos también atraviesa por un complejo momento", sostuvo un reconocido operador inmobiliario de Punta del Este.
A la hora de pensar en las vacaciones, también hubo un cambio de rumbo.
Las grandes mansiones o chacras comenzaron a quedar de lado, y los departamentos que ofrecen servicios –que pueden costar hasta un 50% menos que las anteriores– ganan cada vez más posiciones.