En el curso del año anterior, los mercados de commodities interrumpieron su derrotero alcista, un fenómeno que ya se venía observando con alguna irregularidad en el transcurso de 2014. El grupo de materias primas más afectadas por esta tendencia negativa fue encabezado por los futuros de energía que finalizaron 2015 con las peores cotizaciones en más de una década.
Las peores performances en esta categoría correspondieron al futuro del petróleo Brent, que acumuló una pérdida anual del 44%, seguida del combustible para calefacción, que registró un quebranto del 42% y el crudo en la variedad WTI, que experimentó una merma del 37%.
Entre los granos, la mayor pérdida anual correspondió a la avena que cotiza en el mercado de Chicago, que acumuló una diferencia negativa del 31%, seguida por el trigo (- 21%), la harina de soja (-18%), el maíz (-16%), el poroto de soja (-13%) y el aceite de soja (-8%). La canola fue el único producto agrícola que culminó el año con signo positivo, registrando una mejora del 11% en el curso de 2015.
Evidentemente, hubo en el curso del año anterior un marcado cambio de humor en las plazas de materias primas, influenciadas principalmente por la renovada fortaleza del dólar en los mercados internacionales, la suba en las tasas de interés que podrían mejorar aún más en el curso del corriente año-, y la migración de capitales de las economías emergentes a otros destinos más conservadores.
En el comienzo del nuevo año, la fuerte caída del 7% en la bolsa china volvió a generar temores sobre la marcha de los mercados emergentes, además de dudas sobre la posibilidad que estas naciones puedan generar una renovada demanda de materias primas.
En este sentido, la actividad importadora de soja por parte de China resulta en estos días prácticamente inexistente. Se comenta en Chicago que esta nación ha cubierto ya sus necesidades con suficiente mercadería norteamericana, al menos hasta principios del mes próximo.
Las nuevas autoridades nacionales deberán lidiar entonces con precios internacionales de las principales materias primas exportables, en un contexto totalmente diferente al que el mundo transitaba algunos años atrás, cuando el público inversor se desprendía rápidamente de la divisa norteamericana para concurrir a las plazas de materias primas, estimuladas por la fuerte corriente de demanda china y las tasas de interés negativas.
En relación a los mercados de cereales, el mundo aún debe terminar de digerir el efecto de la acumulación de existencias en los principales países productores, algo que también se acentuará en el curso de esta próxima campaña 2015/16 en Sudamérica, aún a pesar de la adversa situación climática que hoy atraviesa Brasil, país en el que ahora se vaticina una cosecha de soja de entre 95 a 97 millones de toneladas, cuando antes se la estimaba por encima de los 100 millones.
De todas maneras, el mercado trabaja en base a la hipótesis de que, en el caso de registrarse mermas en la cosecha brasileña, ellas serán compensadas por una aceptable producción en nuestro país, que ya algunos la proyectan en torno a los 60 millones de toneladas. Además, el mercado contabiliza las disponibilidades de la campaña anterior, que aún son retenidas, y que serán liquidadas antes del arribo de la nueva cosecha.
También en maíz, los operadores de Chicago estiman que la oferta proveniente de nuestro país les hará perder competitividad, teniendo en cuenta que los precios de otros orígenes se ubican actualmente en niveles más elevados que los nuestros.
El mercado de maíz registró recientemente en Chicago, las cotizaciones más bajas del contrato para entrega en marzo, con los fondos de materias primas acumulando posiciones de venta.
