El mercado de combustibles argentino demanda alrededor de 16 millones de metros cúbicos anuales de gasoil en un contexto de producción en descenso desde el año 1998. Por el aumento de la demanda insatisfecha se generó en la última década un fuerte aumento de las importaciones de energía, principalmente combustibles provenientes de Venezuela.
Desde el año 2007 la incipiente industria del biodiesel parecía venir a complementar la oferta de gasoil disminuyendo la dependencia externa y reduciendo también el impacto ambiental de los combustibles fósiles. En los últimos 5 años se invirtieron 1200 millones de dólares alcanzando en 2011 2,4 millones de tn de producción pero actualmente la capacidad instalad ronda los 3,7 mill de tn y existen 9 plantas en construcción que agregarían cerca de un millón de toneladas más.
El futuro parecía muy promisorio hasta que a mediados de 2012 se generó un arbitrario cambio en las reglas del juego que incluyó un aumento de las retenciones a la exportación y la fijación mensual de un precio de referencia para el mercado interno que provocó la cuasi paralización de la industria por verse en una situación de rentabilidades negativas que las PYMES no pudieron aguantar.
Según altas fuentes del sector las medidas tomadas por el gobierno se deben a una pérdida de terreno del ministerio de planificación a manos del ministerio de Economía, principalmente el secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno y el viceministro Axel Kiciloff, quienes tendrían una mala impresión del sector vinculado a los biocombustibles y quieren terminar con el apoyo del Gobierno a las energías renovables ya que consideran que son más caras, además de que, según ellos, habría petróleo y gas para doscientos años y que además, las renovables crecieron en medio de “negociados” según le dijo el mismo Moreno al Director Ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles.
Entre las medidas más resonantes contra el sector se destacan la eliminación del acceso de los biocombustibles al Fondo de Financiamiento del Bicentenario y la reciente ofensiva de YPF que presentó una carpeta al Gobierno, donde defiende la importación de gasoil, indicando que al País le conviene exportar aceites, harinas y poroto de soja, en lugar de biodiesel (primarizando las exportaciones), y en todo caso exportar el biodiesel en lugar destinar este biocombustible a sustuir gasoil en el mercado interno.
Más allá de ventajas tales como el agregado de valor a la producción agrícola mediante la tan citada “industrialización de la ruralidad”, a la fecha generó 2000 puestos de trabajo; y los beneficios medioambientales dados por la menor emisión de gases, la realidad muestra que el biodiesel llegó para reducir significativamente el déficit de oferta de combustible diésel nacional, aportando desde 2010 1.934.305tn al mercado.
En cuanto a los precios, el precio promedio CIF de una tonelada de gasoil desde 2010 a la fecha, ha resultado alrededor de un 16 % inferior que el precio promedio de una tonelada de biodiesel en la refinería de petróleo respectivamente. Sin embargo, desde hace varios meses esa diferencia se achicó, e incluso revirtió a favor del biodiesel, resultando éste actualmente más barato.
Regular para descontrolar
La resolución 56/12 de la Secretaría de Energía modificó una normativa de 2010 que establecía los precios del biocombustible. La misma estableció un nuevo régimen de retenciones para la exportación, la creación de una Unidad de Monitoreo interministerial que determine los precios del mercado interno mensualmente. Esta última generó la paralización de la mayoría de la PYMES y la cancelación de muchos proyectos de inversión. Por estas razones el gobierno nacional segmentó luego los precios para industrias pequeñas, medianas y grandes exportadores.
A partir de esta norma se generó una discontinuidad de la aplicación de la referencia de precio por lo que no hay una regla que genere certeza en las operaciones. Además, los precios internos no son publicados con una periodicidad determinada, sino que de manera errática.
Esta situación generó que el crecimiento de las exportaciones se detenga. Además hace unas semanas la Unión Europea implementó un bloqueo comercial al biodiesel argentino por considerar que el país cometía dumping al vender el combustible a un precio menor al de mercado. Este combo tiene como resultado que durante los primeros 5 meses de 2013 se haya exportado al menor nivel en 4 años disminuyendo un 47% respecto de el mismo lapso de 2012.
¿Dúmping?
El director de la ABH, Contador Claudio Molina, explica que "Respecto del frente europeo, en las últimas semanas se aplicó un arancel compensatorio y provisorio por antidúmping, que afecta las importaciones europeas de biodiesel desde Indonesia y Argentina. En el caso de nuestro país, dicho arancel oscilará entre el 7 y el 10 %. Sin dudas se trata de una medida injusta. No obstante, paradójicamente a partir de su aplicación –por un plazo de seis meses-, a pesar de hacer perder competitividad al biodiesel argentino, podría despertar a los compradores, que hoy son muy renuentes a adquirir biodiesel de Indonesia y Argentina, en atención a que dicha salvaguarda podría ser aplicada de manera retroactiva y entonces afectar operaciones cerradas."
Frente a un riesgo así, los compradores vienen solicitando descuentos que son imposible de atender por los productores, hecho que debilitó significativamente las exportaciones. Aplicado el arancel, probablemente haya un reacomodamientos de precios relativos entre el biodiesel de colza y el resto, comenzando un proceso tenue de mayor cantidad de negocios para el biodiesel argentino, por supuesto, sin que se logre recuperar los números previos a setiembre de 2012, agregó Molina.
Quién es quién
Las plantas de mayor tamaño se ubican en la provincia de Santa Fe, cercanas a Rosario, donde se encuentra unos de los mayores polos sojeros del mundo. Pero destacamos también que existe una planta de gran porte en la localidad de Frías, Provincia de Santiago del Estero.
Del total, doce plantas corresponden a empresas pymes, nucleadas en CEPREB (entre ellas, una empresa tiene dos plantas). Estas empresas abastecen el mercado interno. Hay otras diez plantas que son miembros de CARBIO y por su escala y tecnología, pueden abastecer el mercado interno y el externo, cumpliendo los estándares de calidad, seguridad y medio ambiente más exigentes.
Las empresas de CARBIO son responsables de casi el 100% de las exportaciones del país de biodiesel y también abastecen al mercado interno. La capacidad promedio de éstas plantas es de 292.000 tons/año, más del doble del promedio de la industria total y superior al promedio de las industrias de otros países competidores como Brasil, EEUU e Indonesia.
Datos obtenidos por gentileza de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno