La cadena ganadera cerró el primer semestre de 2015, y con ella la época de zafra de terneros, con una importante recuperación en el precio de los terneros para invernada, que pasó de un promedio de 21 pesos por kilo en los remates de enero a arañar y a veces superar los 24 pesos por kilo en las últimas subastas (es decir, un 15% de incremento), a partir de un flujo constante de demanda de los feedlots, un eslabón que le está dando más estabilidad al negocio, y de las mejores perspectivas para los invernadores.
“Hay una corrección de precios que va demostrando que la demanda sigue existiendo y que el consumo se está sosteniendo. Todos los remates terminaron más cerca de los 24 pesos por kilo en los terneros”, destacó Raúl Milano, director ejecutivo del Rosgan, el mercado ganadero televisado de la Bolsa rosarina.
Raúl Milano, director ejecutivo del Rosgan, contó que el menor precio del maíz, un insumo forrajero central, también mejoró la ecuación económica para la invernada.
El análisis que se hace desde el Rosgan, que acaba de subastar 21.700 cabezas, es que uno de los elementos más importantes es que el precio mínimo de cualquiera de las categorías estuvo en 21 pesos, un piso se relaciona con la actitud compradora de los establecimientos de encierre a corral y que genera un horizonte de mayor certidumbre para los criadores. “Además, no hubo lotes baratos de oportunidad, todo se comercializó en forma corrida entre los $23 y $24”, precisó Milano.
Los últimos años no vienen siendo sencillos para los productores ganaderos, pero en este momento el derrumbe del precio de los granos “planchó” el maíz, un insumo forrajero estratégico, y también les da una mayor margen para aguantar. Es un escenario ideal para convertir maíz en carne, con mayor valor agregado y rentabilidad.
Pero un problema relevante es que un eslabón central, los frigoríficos, siguen jaqueados. En los remates, los animales livianos (entre 150 y 200 kilos) se venden como chipá correntino recién horneado; en cambio, cuesta más vender los novillos de más de 3 años, que pueden pesar unos 350 kilos porque la industria frigorífica exporta menos de la tercera parte de lo que embarcaba en el 2006 (750.000 toneladas ese año, contra un promedio de 200.000 toneladas durante estos últimos años).
Es difícil predecir lo que puede suceder en la Argentina, especialmente en un mercado que sufrió tantas distorsiones como el de la carne, pero los criadores, invernadores y feedloteros ingresan al segundo semestre con perspectivas más favorables. “Es que se viene dando cierta consistencia en la demanda para invernada y los feedlots siguen comprando”, explicó Milano.
Cuando la mirada se pone el largo plazo, el horizonte pinta todavía mejor. “La ganadería, junto al trigo, fue uno de los sectores más castigados durante los últimos años, pero el mundo demanda cada vez más carne y es una actividad que tiene un enorme futuro”, concluyó el director ejecutivo de Rosgan.