El mercado mundial de alimentos tiene cada vez mayor interés en adquirir mieles inocuas, seguras y de calidad, con determinadas características que faciliten la trazabilidad del producto desde su origen. Contemplando esas pautas la Estación Cuenca del Salado desde hace más de una década ha conformado un equipo de trabajo que integra a técnicos de INTA, Asesores Promotores y Agentes de Proyecto de Cambio Rural y PROFAM, productores e instituciones relacionadas.
De modo interdisciplinario vienen trabajando en el desarrollo de un “Sistema de gestión de la calidad para el cluster apícola de la cuenca del salado”, adaptando y actualizado en forma de Manual de Prácticas Apícolas recomendadas para la región, el Protocolo de producción Apicola Nº 11 de INTA.
Entre las pautas de gestión que establece el trabajo existen consideraciones de manejo para las diferentes etapas del ciclo productivo que, debido a la proximidad de la cosecha, desde el equipo apícola de la Cuenca del Salado INTA – PROAPI sugieren repasar.
Para lograr una buena cosecha de miel “resulta fundamental entender al apiario como unidad de manejo, prestando atención a la curva de floración de la zona, las inspecciones sanitarias, el uso adecuado de acaricidas habilitados por SENASA, la alimentación energética estratégica y un recambio de reinas con su oportunidad de multiplicación del apiario.
Durante la cosecha “se deberán procesar los cuadros que contengan como mínimo el 70% de la miel operculada. Para el desabejado de los cuadros a cosechar se podrá utilizar el ahumador - en forma moderada-, el soplador, golpeo o cepillado. Quedando prohibido el uso de ácido fénico o cualquier otro producto químico para tal fin”.
Según las pautas que establece el manual de prácticas apícolas “se debe cosechar el apiario completo, exceptuando los cuadros que contengan cría, con el fin de poder garantizar la trazabilidad del producto final desde su origen”. La información recogida “se debe llevar con cada traslado a la sala en la Planilla de Campo correspondiente, documento en el que se deja asentado el número de sala, la cantidad de alzas entregadas, así como también el número de lote asignado y los kilogramos totales obtenidos una vez finalizada la extracción”.
En caso de que “por contingencias climáticas y/o algún inconveniente que se presentara, no se pudiera finalizar con la cosecha total del apiario, o si por cantidad de alzas (tanto apiarios muy chicos como grandes) se justificara movilizar más o menos de un apiario en el mismo traslado, se deberá dejar constancia de ello en la Planilla de Campo e informar al encargado de sala”.
Bien cargado
Para el traslado de alzas melarias de miel debe cumplimentar una serie de pasos que permiten priorizar la calidad e inocuidad del producto después de la cosecha.
Según indican los técnicos del INTA, “el vehículo que transporta las alzas melarias deberá estar en buenas condiciones de higiene y ser de uso exclusivo para tal fin, evitando el transporte del material de cosecha conjuntamente con cualquier otro elemento contaminante. Las alzas melarias no deberán estar en contacto directo con el piso del vehículo y para tal fin se recomienda la utilización de bandejas. Al igual que las alzas deberán estar debidamente estibadas y amarradas para evitar su desplazamiento y caída”.
“Los vehículos tendrán que transitar cubiertos de manera tal, que no se permita la contaminación de las alzas melarias con polvo, tierra, agua, o mezcla de alguno de ellos. Asimismo se deberá realizar un transporte cuidadoso y seguro, evitando así que se produzcan roturas de cuadros y/o alzas melarias por manejo incorrecto del transportista, y en caso de transportar en el mismo vehículo la cosecha de más de un apiario, se deberán estibar e identificar como lotes separados para que puedan ser extraídos como tal en la sala de extracción”.