La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) se pronunció hoy a favor del uso "adecuado y responsable" del herbicida glifosato, a raíz de la prohibición de su uso en el ejido urbano y periurbano por parte del Concejo Municipal de esta ciudad.
Hace unos días, el Concejo Municipal de Rosario votó por la unanimidad de los 28 integrantes del cuerpo una ordenanza que prohíbe el uso del herbicida -utilizado fundamentalmente en la producción de soja-, que tiene un efecto más simbólico que concreto puesto que sólo existen unas 260 hectáreas cultivables en la ciudad.
El presidente de la entidad bursátil, Alberto Padoán, aseguró hoy que "existen varios estudios científicos que establecen que un uso adecuado, responsable y alineado a buenas prácticas agrícolas del herbicida glifosato, no afecta la salud de las personas ni al medioambiente".
A través de un comunicado, la BCR aclaró que en cambio "la aplicación inadecuada de este agroinsumo en zonas no destinadas a la producción agrícola, más aún en áreas urbanas, no es recomendable".
Padoán dijo que el debate acerca del uso del glifosato excede el ámbito de Rosario y de la provincia de Santa Fe porque "tiene alcance global".
"Por esta razón, el fallo que el lunes emitió la Unión Europea, por el que acordó renovar la licencia del herbicida hasta 2022, cobra significativa relevancia", remarcó el presidente de la BCR.
La entidad recordó que esa decisión se basó en los informes de la agencias europea de control de la seguridad alimentaria (EFSA) y de productos químicos (ECHA), que decidieron no clasificar como cancerígeno al herbicida más utilizado del mundo.
"Desde la Bolsa se promueve la innovación y el desarrollo tecnológico para optimizar la calidad de los agroinsumos, minimizando cada vez más los potenciales riesgos que podrían ocasionar a la salud o al medio ambiente", agregó el directivo.
Así, la Bolsa se pronunció en consonancia con otras entidades vinculadas a la producción sojera, como la Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa (Aapresid) cuyo presidente, Pedro Vigneau, consideró como "un disparate" la ordenanza rosarina.