Un proyecto del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC), organismo dependiente del CONICET, ha conseguido desarrollar, después de tres años de ensayos, una estructura para invernaderos capaz de resistir vientos de 150 km/h y nevadas de más de un metro de espesor. Estos invernaderos son aptos para la producción de hortalizas y flores en Tierra del Fuego.
El invernadero procuró contrarrestar los efectos de las escasas horas de luz invernales que obstaculizan el proceso de fotosíntesis.
Gustavo Vater, encargado de la optimización del proyecto, consideró que "trabajar con semillas de origen local posibilita la producción de vegetales frescos en una provincia donde hasta el momento el 95 por ciento de estos productos deben ser traídos de una distancia a menudo superior a los 3 mil kilómetros".
Durante la experiencia se obtuvieron buenos resultados en especies como lechuga, repollo, coliflor, repollito de Bruselas, tomates cherry y perita, achicoria, arvejas y habas. Se trabajó también con especies aromáticas como albahaca, orégano, cilantro, salvia, perejil, ciboulette y eneldo.
El invernadero se experimentó también con especies florales de bulbo y frutales como los berries y se apuntó a la obtención de plantas con mayor aptitud ante las condiciones geográficas locales.
Jorge Rabassa, director del CADIC, afirmó que "este es un paso importante hacia una mejora en la calidad de vida de nuestra comunidad, ya que abre las puertas para iniciar la producción de vegetales frescos, hoy casi inexistente e imprescindible en una adecuada alimentación- a escala familiar en una primera fase y comercial en una segunda, para abastecer plenamente el mercado local en el futuro".