El presidente de la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR), Luis Arias, aseguró hoy que el sector aguarda una cosecha de girasol de 3,5 millones de toneladas y pidió a la producción y a los acopios mantener la calidad de los granos para la exportación oleaginosa, y evitar así penalizaciones desde el exterior.
"El gran desafío del sector girasolero es producir calidad y tener segregadas las semillas ya que cada comprador tiene necesidades diferentes en sus procesos industriales", dijo Arias en diálogo con DyN.
Según los datos relevados por la entidad, hasta el momento se lograron cosechar cerca de un 30 por ciento del área sembrada principalmente ubicadas en el norte argentino y norte de la provincia de Santa Fe.
Tras la eliminación de las retenciones para el girasol, el área de siembra trepó de 1,25 millón a 1,70 millón de hectáreas en el último años, y tras obtener durante la pasada campaña 2,65 millones de toneladas, se espera alcanzar ahora un piso de 3,5 millones durante el presente ciclo.
El exceso de agua en Chaco o Santa Fe, junto a la sequía en el sur bonaerense o pampeano, provocó un retraso en las labores de cosecha, donde ya se lograron rindes que van desde los 1.800 a 2.000 kilos por hectáreas.
Los precios ofrecen buenas perspectivas, aunque la dificultades que enfrenta el transporte de granos traba su envío a puerto.
El valor del grano disponible alcanza los 310 dólares por tonelada, sin contar cobertura de materia grasa. En Bahía Blanca y Necochea se paga a razón de 285 dólares, mientras que en Rosario, la variedad y calidad mueven el precio desde los 285 a los 300 dólares.
Arias -productor de General Pico, La Pampa- admite que las noticias que llegan desde el exterior, como la cosecha récord que obtendría Ucrania, no plantean una posición alcista en los precios.
Con un descuento de siete dólares respecto a otros aceites como el de Canola o Soja, el aceite de Girasol reciben precios de 755 dólares en el Mar Negro y unos 740 dólares en la Argentina.
En lo que respecta a la exportación de aceites y la casi nula venta externa de semillas, la necesidad de encarar el procesamiento del grano -según admite ASAGIR- obligará al productor sostener buenas prácticas para evitar la existencia de residuos que compliquen su exportación.
Con el crecimiento que ofrecerá la cosecha, provocado por la mejora en la rentabilidad y también del precio del cultivo, la cadena de valor plantea la necesidad de evitar que se sucedan problemas en la mezcla de aceites, ya que estos deben tener diferentes destinos.
Desde ASAGIR, se plantea que la mezcla de granos lleva, tal como se ha producido ya, la promoción de penalizaciones en los países de destino, algo que deben tener muy en cuenta los productores y también acopios.
"La nueva cosecha -dijo Arias- que viene tiene que tener como contrapartida conseguir o recuperar los mercados perdidos, y allí vamos a tener que ser muy prolijos, no mezclar y mantener las calidades que quiere cada comprador".