La exportación de cerezas de la región a Canadá está en riesgo debido a la imprevista exigencia fitosanitaria que impuso ese país para la temporada de este año.
El problema irrumpió el martes cuando rechazaron un embarque de unos 20.000 kilogramos de esa fruta en el aeropuerto de Ezeiza. La comunicación de Senasa no había sido informada a tiempo, advirtieron los comercializadores.
Se trata de una alerta por una plaga conocida como polilla de la vid (Lobesia botrana) que ataca a las uvas y no a la cereza. No obstante, Canadá decidió clausurar los envíos hasta que la fruta tenga un tratamiento para el ingreso de todas las frutas, de forma unilateral.
La decisión fue tomada como parte de las exigencias que puso la CFIA (Canadian Food Inspection Agency), una suerte de Senasa pero que opera en ese país.
La medida generó incertidumbre entre los productores que habían empezado a realizar envíos a ese país, como así también a Singapur, Malasia y Hong Kong.
El embarque pertenece a la producción de unos ocho establecimientos de la región, especialmente en San Patricio del Chañar y Centenario, donde ese generan cerezas de alta calidad y libres de la mosca de los frutos. Es por eso por lo que la decisión de Canadá de restringir los envíos causó sorpresa.
Los envíos fueron rechazados y hasta ahora la solución que les dio el organismo canadiense es que sólo se podrá ingresar la fruta mediante un proceso de bromurado, un tratamiento para eliminar la plaga, que de hecho no significa que la tenga.
Se realiza elevando la temperatura de la cereza a unos 20 grados (luego de estar en reposo a cinco grados) con riesgos de conservación.
El envío de cerezas a Canadá tiene un alto costo. El flete cobra 2,03 dólares estadounidenses el kilo, que representa 10,15 dólares por cada caja enviada.