La cadena láctea argentina tiene serios problemas desde hace mucho tiempo. En 2015, la situación de los productores se complicó; y este año, por la inflación y la recesión, explotó.
La leche llega al consumidor luego de pasar por cuatro grandes rubros. En cada etapa hay costos en alza y una presión impositiva que, sumada en total, es sorprendente. En los extremos de la cadena están los más perjudicados: el productor y el consumidor.
En las últimas semanas, los tamberos endurecieron la protesta. Mientras ellos reciben 4,2 pesos por litro, la leche se vende desde 14 pesos (las segundas marcas en Buenos Aires). En Córdoba, las marcas líderes van desde los 17 pesos por litro si es un negocio de barrio –según el Centro de Almaceneros–; a 18 pesos si es un supermercado, según el relevamiento de precios de La Voz .
Los tamberos apuntan a los hipermercados, porque en los últimos años en el precio final de la leche creció la participación del minorista y perdió el productor. Pero si se revisa la cadena de formación del precio, no está claro que esto sea así.
El transporte. Envía en furgones refrigerados el producto al centro de distribución o al mayorista. También lo paga la industria.
Paso a paso
El tambero. Según cifras de la Mesa Nacional de Productores Lecheros (MNPL), cuando comenzó este siglo, había 18 mil tamberos; hoy, serían menos de 10 mil.
El productor tiene un costo promedio de 5,3 a 5,4 pesos el litro, pero recibe un peso menos. Años atrás, cuando el precio mundial era más alto, el gobierno frenó la exportación para evitar que esto afectara el mercado interno. Si en aquel momento hubiera permitido vender afuera, el productor habría hecho un "colchón" para los tiempos "malos". Como China redujo sus compras, el excedente hizo que el precio mundial cayera (ver página 2 ), enfrentando al productor, que viene de años para nada buenos a un período más malo todavía.
Las lluvias de este año afectaron los caminos, lo que impidió sacar la leche del tambo (con la consiguiente pérdida de producción) y dejaron sin alimento al productor; para peor, la eliminación de las retenciones a la exportación de maíz elevó el precio de este insumo usado para la alimentación de los animales. Por eso, aun cuando el tambero argentino recibió una mejora en el precio de 36 por ciento, no cubre los costos.
El minorista. Si el consumidor paga la leche a $ 18, el súper recarga 22% y cobra $ 14,9; el resto es IVA. En productos de más valor, recarga más. Almacén vende a $ 17.
El resultado de esta "tormenta perfecta" fue que el ritmo de producción mensual cayó de 1.100 millones de litros en octubre de 2015 a 800 millones en junio pasado.
La industria. Esta caída de producción también afectó a las fábricas, que tienen costos salariales promedio de 37 mil pesos (no es lo mismo que el salario neto que cobra el trabajador) y que además pagan el transporte desde tambo hasta la industria y desde la planta hasta el centro de distribución.
Precisamente, la logística ya representa seis a 10 por ciento del precio final de la leche fluida y es hoy una fuente de preocupación.
Así lo advierte Miguel Paulón, presidente del Centro de la Industria Lechera (CIL), a lo cual agrega: "Hay varios factores que pesan sobre los costos industriales. Se encareció la logística y distribución, que ya superan el 20 por ciento sobre el costo industrial. Además, el aumento tarifario le pegó a todos".
A esto se agregan tres caídas simultáneas. La primera –la menor producción en los tambos– derivó en una baja en la fabricación, que en junio pasado fue de 12 por ciento anual, según el Ministerio de Agroindustria de la Nación.
La segunda es del consumo, que sólo en almacenes bajó en julio 16 por ciento interanual en leche y 20 por ciento en yogures y flanes.
La tercera es del precio internacional, que vuelve inconveniente la exportación. La industria destinó regularmente 20 a 25 por ciento de la producción a mercados externos; esto convertía a las fábricas en vasos comunicantes para toda la cadena, lo que evitaba la sobreoferta en el mercado interno y permitía aprovechar cuando los precios internacionales subían. Pero cuando el gobierno kirchnerista empezó a intervenir, frenando la exportación, esto se perdió y toda la cadena perdió ingresos.
El centro de distribución. De aquí va al súper o al almacén en el fletero o distribuidor. Los tres transportes pueden participar del seis al 10% del precio final.
A la desaparición de tamberos se sumó la quiebra de la industria. Sancor está superando su segunda crisis, aliada ahora a Vincentín, y La Serenísima encontró un salvataje en Arcor, que tiene chances de quedarse con esta empresa a partir de 2021.
La industria vende el litro de leche al comercio minorista a 11 pesos, con lo cual todo el proceso le agregó 6,8 pesos. Así, en un litro de leche a 18 pesos en un súper de Córdoba, el tambo participó aproximadamente en 23 por ciento y la industria en 38 por ciento.
Esto sirve sólo como referencia, ya que para el queso fresco hacen falta ocho a nueve litros de leche, y la participación del productor es mayor.
El comercio. Siguiendo con el ejemplo del litro de leche a 18 pesos, al súper le quedan 14,9 pesos. Los 3,1 pesos restantes es el IVA. Así, el supermercado participa con 22 por ciento en el valor final, algo mayor que en el primer mundo (ver En Francia).
El producto llega al punto de venta con el distribuidor o fletero, que también aporta lo suyo.
Para Benjamín Blanch, titular de la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Córdoba (Casac), el costo operativo de vender leche es de 30 por ciento.
¿Cómo recupera margen el supermercado? Con el resto de los lácteos. En el queso cremoso, el margen minorista es de 40 a 45 por ciento y, a medida que el producto tiene más elaboración (quesos roquefort o camembert, por ejemplo), el margen es todavía mayor.
Según el Centro de Almaceneros, en los negocios de barrio la misma leche que en el súper vale 18 pesos allí se vende a 17, con un margen de 30 por ciento. En queso fresco, el margen es menor al de las grandes superficies.
El productor. tambero Recibe en promedio $ 4,20 por litro de leche. Si el camino está intransitable, en dos días pierde la producción. Vende a una sola industria.
Estos no pueden acceder a las ofertas que hacen los súper. "El volumen de compra de los almacenes es muy grande. El problema es que están dispersos y atomizados; entonces no tienen el poder de negociación de una gran superficie", explica Vanesa Ruiz, gerente comercial de la entidad.
Los impuestos
Todas estas etapas de la cadena láctea pagan impuestos, que en total representan el 44 por ciento del valor final de le leche (ver Alta presión), con lo cual es el Estado el que se lleva la mayor porción.
Por estos días, el Gobierno nacional ofrece a los productores un reintegro a las exportaciones y negociar para que la cadena baje los plazos de pago a 20 días para las grandes superficies.
El productor pide diferir el pago de impuestos, como IVA y Ganancias. En un momento en el que el Estado tiene un creciente déficit fiscal, es difícil achicar la presión impositiva sobre los lácteos.
Mercado concentrado
60% Hay 800 industrias. Pero seis operan el 40% de la leche de los tambos y el 60% del consumo.
58,7% Sólo 10 cadenas de supermercados concentran el 58,7% de la capacidad de venta de alimentos del país.
Cómo se reparte
En Francia, los productores tienen el mismo problema que sus pares argentinos. Según un artículo de Metronews, en un litro de leche a 0,76 euros, el tambero participa con 32 por ciento del precio, la industria con 45 por ciento, el supermercado con 18 por ciento y los impuestos con cinco por ciento.