El desastre climático ocurrido en abril pasado en el norte de la región pampeana –que nunca terminó de arreglarse del todo por las sucesivas lluvias que siguieron apareciendo en los últimos meses– pasó inadvertido para la mayor parte de los habitantes urbanos. Pero ahora llegó finalmente a las góndolas.
Si bien el fenómeno ya se venía advirtiendo hace semanas en muchas ciudades, recién se convirtió en noticia cuando el desabastecimiento de manteca y crema se hizo presente en lacapital nacional de la queja (es decir: la ciudad de Buenos Aires).
La producción de leche se derrumbó a causa de las inundaciones y anegamientos que liquidaron vacas, pasturas y reservas forrajeras en las cuencas lecheras de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos.
En el trimestre comprendido por los meses de mayo a junio las industrias lácteas argentinas que participan del sistema de pago por calidad recibieron 1484 millones de litros, una cifra 20% inferior a la del mismo período de 2015, según los últimos datos oficiales publicados por el Ministerio de Agroindustria.
En ese contexto, las principales industrias lácteas locales –además de ajustar los precios pagados a los tamberos de manera considerable– comenzaron a implementar planes de racionamiento de leche para destinar el insumo a la elaboración de algunos productos en desmedro de otros.
Una de las principales víctimas del ajuste fue la leche descremada para priorizar el abastecimiento de la leche entera a la población. Eso generó una caída importante de la producción de crema y manteca que se trasladó tanto al mercado interno como externo.
En lo que va del presente año las exportaciones argentinas declaradas de manteca fueron de 1999 toneladas versus 6345 toneladas en el mismo período de 2015 (¡una caída del 68%!) (ver planilla).
En el primer semestre de este año, según los últimos datos publicados por Senasa, la exportación de leche en polvo entera fue de 41.263 toneladas (una cifra 33% inferior a la del mismo período de 2015), mientras que la de leche en polvo descremada fue de 6202 toneladas (un 57% menos que enero-junio de 2015).