Si antes Los Grobos era un gigante sojero, ahora que su presidente, Gustavo Grobocopatel, apuesta por la construcción de drones y satélites se convertirá en un mago de la industria agrícola.
"Frontec es la compañía que fabrica drones y satélites que serán vendidos a las empresas, proveedores, aseguradoras y productores del campo", revela el presidente del Grupo Los Grobos.
"Hay unas empresas americanas (que están haciendo esta tecnología), pero (Los Grobos) es una empresa que está a la vanguardia, y en América Latina es la primera en crear un proyecto (para manufacturar drones y satélites)", señala a Forbes México.
Los productores del campo son los más interesados en adquirir y utilizar drones y satélites, debido a que obtendrán altos beneficios cada vez que produzcan soja, maíz, trigo, arroz y otros alimentos.
La incursión del empresario en la manufactura de esos componentes tecnológicos se debió a la caída de los precios internacionales de la soja, así como a los altos impuestos cobrados por el extinto gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que llevaron al campo a entrar en crisis y a los agricultores a voltear a las nuevas tecnologías.
"Como ingeniero agrónomo vi que esta tecnología te soluciona todos los problemas del campo", explica el hombre que objeta ser el rey de la soja, pero que dirige uno de los negocios más codiciados en Argentina, que es producir soja, trigo, arroz y maíz.
Brasil y Argentina son dos de los tres países de mayor producción de soja en el mundo, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).
En Estados Unidos se producirán casi 107 millones de toneladas métricas de soja en 2016, en Brasil 100 millones de toneladas y en Argentina 59 millones.
El comienzo de la productora de alimentos, considerados en el mundo como commodities, inicia en 1910, cuando Bernardo Grobocopatel arribó a América Latina para desempeñarse como contratista rural.
Para 1920, Bernardo trabajaba para un productor que tenía 2,000 hectáreas de cultivos, especialmente de girasol, que en ese momento se le daba uso comercial.
Hacia 1962, la familia Grobocopatel alquiló 1,000 hectáreas de tierra para cultivos y ganado. Ese negocio fue dirigido por Bernardo hasta 1967, ya que ese año falleció y legó todo ese emporio a sus tres hijos, quienes continuaron cultivando juntos hasta 1979. Ese año se dio una separación y una pelea familiar.
A partir de ese momento, los hermanos Grobocopatel dividieron las 4,500 hectáreas de cultivo de su propiedad. Adolfo, el segundo hijo de Bernardo y padre de Gustavo, siempre medía el éxito en hectáreas: "Siempre quiso ser un gran estanciero."
En 1984, Adolfo poseía 3,500 hectáreas propias y cuatro hijos. Ése fue el año en que Gustavo se graduó como ingeniero agrónomo de la Escuela de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Un año más tarde, Andrea, la hermana de Gustavo, habiendo obtenido su licenciatura en economía, estaba lista para sumarse también. Paula Marra, la entonces esposa de Gustavo, a quien conoció en la Facultad de Agronomía de la UBA a fines de los ochenta, también se unió a la compañía.
"Aprendimos a dirigir el negocio, porque mi padre sufría y se había peleado con su hermano y vivía en el mismo pueblo de 20,000 habitantes y había una competencia", recuerda Andrea Grobocopatel, accionista de Los Grobos.
"La compañía inició como una típica empresa familiar: éramos mi padre, mi hermano, dos empleados más y yo", narra. "Éramos todólogos y hacíamos todo lo que fuera necesario para echar adelante la empresa", dice la mujer.
Durante los 20 primeros años, la compañía se hizo crecer año con año y se internacionalizó y llegó a mercados como Brasil, Paraguay y Uruguay, explica la autora del libro Pasión por hacer.
Ahora, Andrea dirige fundaciones y dicta cátedra en universidades sobre cómo crearon Los Grobos, considerada la segunda compañía productora de granos de América Latina. La firma cultiva cerca de 250,000 hectáreas, comercializa aproximadamente 2.6 millones de toneladas de granos por año y genera 550 millones de dólares en ingresos.
Gustavo Grobocopatel cuenta que han hecho desinversiones, pero tienen un plan de negocios para posicionar a su compañía "dos o tres veces más grande de lo que es hoy" y de lo que era.
El hombre tiene como meta hacer crecer aún más a su empresa en Argentina y en el resto de América Latina con la producción de soja, maíz, trigo y otros cultivos. Por el momento descarta realizar alguna inversión en el sector agrícola de México.