Soja

China necesitará más soja de América del Sur

La República Popular se enfocará en producir frutas, verduras y carnes. Por eso incrementará las importaciones de soja, para engordar cerdos y peces, de países como Brasil y la Argentina

9 Mar 2014

El Consejo de Estado chino publicó esta semana las proyecciones de la demanda alimentaria y los objetivos a alcanzar por la producción de alimentos, tanto en la fase agrícola como industrial. Esta guía estratégica para el período 2013-2023 establece que la producción de granos –la mayor del mundo- se estabiliza en 550 millones de toneladas, por debajo del récord histórico de los 602 millones logrado en 2013.

También señala que el énfasis en materia alimentaria debe colocarse no en la cantidad sino en la calidad, en referencia a las reglas sanitarias y de trazabilidad de los productos.

La prioridad en el aspecto productivo se coloca en la provisión de carnes, vegetales y frutas, y no en el volumen de la cosecha de granos, como ha ocurrido desde el comienzo del proceso de reformas en 1978.

El resultado es de enorme importancia para la vinculación de China con el mundo, y asegura su creciente dependencia de la provisión de alimentos, sobre todo granos (soja y maíz) de América del Sur, y en primer lugar de Brasil y la Argentina.

En forma deliberada, aunque todavía no explícita, el gobierno chino ha modificado su pauta de interpretación de lo que significa la “seguridad alimentaria” de su población. Hasta ahora era sinónimo de “autoabastecimiento de alimentos”, pero a partir de 2004 comenzó a importar en gran escala soja y harina de soja de EE.UU., Brasil y la Argentina.

Por eso, la República Popular comenzó a disminuir el porcentaje de provisión que significa el “autoabastecimiento de alimentos”, llevándolo de 95% a 80%, y lo probable es que se reduzca 20 puntos más en las próximas dos décadas.

La provisión de maíz en China asciende a 220 millones de toneladas por año, y en 2013 importó 7 millones de toneladas, primordialmente de Estados Unidos.

USDA estima que las importaciones de maíz pueden alcanzar en la próxima década 20-22 millones de toneladas, en tanto que la soja treparía a 115 millones de toneladas en 2022 (70% de la oferta interna).

Hay que distinguir dos tipos de granos en la demanda china: por un lado, el trigo y el arroz (alimentos para humanos), y por otro, la soja y el maíz (alimentos para animales). Sobre éstos últimos se tomó la decisión estratégica de aumentar la dependencia externa.

Lo que ha modificado a la ecuación alimentaria china es el desarrollo en gran escala del consumo de carnes. Por cada kilogramo de carne de cerdo se requieren 7 kilos de granos. Por eso, el consumo de carnes alcanza ya a 40 kilos por persona-año, mientras que el de granos per cápita es 135 kilos por año.

La preocupación de largo plazo de la guía estratégica es proveer una alimentación más equilibrada, con menos consumo de grasas y azúcares, que enfrente el creciente problema de la obesidad y sus enfermedades (diabetes y coronarias, entre otras).

De ahí la provisión de una dieta de 2000-2300 calorías por persona, menor a la actual, en la que el porcentaje de energías provenientes de los granos y las frutas alcance a 50%, mientras el de grasa disminuya a 30%. La globalización tiene notoriamente una dimensión alimentaria, y la dieta china, cada vez más volcada al consumo de grasas y proteínas, converge con la norteamericana.