La suba del dólar no alcanza para mejorar la competitividad del agro
El Gobierno nacional acordó con exportadores un “crédito puente”. Economistas advierten que faltan medidas
Si bien aún no ofrecen una tendencia definitiva, los cambios dispuestos por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el Gabinete nacional apuntan en esta primera instancia a corregir algunas variables económicas que dificultaban el desarrollo productivo. Mientras la batalla contra la inflación aún no tiene una estrategia definida, la atención del Gobierno está puesta en generar dólares comerciales, luego del fuerte drenaje que han sufrido las reservas del Banco Central en lo que va del año.Como fuente de generación de las divisas ha vuelto a recurrir al sector agroexportador, a quien ya le pidió ayuda anticipada.
Desde que asumió como jefe de Gabinete, el 20 de noviembre pasado, Jorge Capitanich se reunió dos veces con los exportadores de granos; el ministro de Economía, Axel Kicillof, y el titular del Banco Central, Juan Carlos Fábregas, también participaron en uno de los encuentros. Fruto de esos cónclaves surgió el acuerdo a través del cual los exportadores le prestaría dos mil millones de dólares al Gobierno, a cambio de su devolución dentro de seis meses.
Crédito puente
Para Juan Manuel Garzón, economista jefe del Ieral de la Fundación Mediterránea, la contribución de los exportadores de granos lejos está de ser una medida de fondo.
“En principio, el Gobierno nacional gana sólo tiempo. El Gobierno tiene un serio problema para sostener las reservas del Banco Central, y por ende mantener la confianza de los argentinos en su moneda. Y en su afán de lograrlo está aplicando distintas medidas, algunas más estructurales y en línea con la ortodoxia, caso de acelerar en forma importante la tasa de devaluación, otras más coyunturales y heterodoxas, como presionar a la cadena agroindustrial a que incremente el ritmo de comercialización de granos o adelante divisas de la próxima campaña”, puntualizó el economista.
Dentro de la economía nacional, el único sector genuino para producir divisas es el agro. La industria automotriz argentina, otra actividad representativa, es deficitaria en ese aspecto, ya que sólo 30 por ciento de los componentes de los vehículos es argentino. Si aumenta su producción es mayor el déficit externo, por la mayor necesidad de traer más componentes. “El único sector excedentario con el que el Gobierno tendría que hacer un puente económico es el agroexportador”, aseguró el economista Jorge Ingaramo.
La ayuda de los exportadores granarios al Gobierno sería bajo la figura de un crédito puente, a través del cual se presta dinero a corto plazo, con el fin de ofrecer liquidez inmediata a un prestatario, en este caso el Gobierno, que va a disponer de ella poco tiempo después.
“El acuerdo ya está cerrado. Los exportadores le prestan dólares al Gobierno y el Banco Central a los seis meses le devuelve dólares. Es para paliar la falta de dólares hasta el ingreso de la soja de la nueva campaña. Sucede que hasta ese mes no hay prácticamente comercio”, observó el asesor económico de la Asociación Argentina del Girasol (Asagir).
Otros incentivos
Si la estrategia que persigue el Gobierno es que no falten divisas durante los próximos dos años, con la mejora en el tipo de cambio no alcanza. El sector agroexportador necesita de otros incentivos.
Para Ingaramo, asesor de la cadena del girasol, Capitanich debe cumplir con su promesa inicial de fomentar el desarrollo de las economías regionales, otra usina de divisas genuinas.
“Pero no sólo con tipo de cambio, sino también con reducción de retenciones para determinados productos y flexibilización en el otorgamiento de los ROE. Sin ninguna de ellas no hay mejora en la competitividad”, aclaró. Según su visión, la estrategia debe apuntar a conseguir divisas comerciales; de lo contrario, de nada servirá el “préstamo puente” de los exportadores.
Sin tocar, por ahora, los derechos de exportación del complejo sojero, el economista sostiene que el Gobierno sí puede sacrificar la mitad del resto de las retenciones agrícolas que aportan 1.200 millones de dólares. Ese incentivo haría que la producción crezca de 95 millones de toneladas a 105 millones lo que no sólo generaría más divisas sino que también dinamizaría las economías del interior.
Divisas, esa es la cuestión
Durante noviembre, el tipo de cambio oficial se revaluó 2,9 por ciento y la tasa anualizada llega a 52 por ciento. Esta apreciación del dólar frente al peso le permite al productor mejorar su ecuación. “Cuando mejoran los precios internacionales o sube el tipo de cambio, los granos se revalorizan”, aclaró Garzón.
Para que sea una devaluación competitiva, es decir que el tipo de cambio se recupere respecto a la inflación, Garzón advierte que el Gobierno debe volver a equilibrar las cuentas fiscales y el Banco Central debe dejar de emitir para financiar al Tesoro.
A medida que aumenta el tipo de cambio nominal, el ingreso del productor sube y eso contribuye a licuar sus costos fijos. El ritmo devaluatorio también favorece a la industria oleaginosa, a la que le mejoran los márgenes de molienda.
El aumento en el corte de biodiésel con gasoil para el mercado interno también mejorará los números del complejo oleaginoso. El mayor uso de aceite de soja como materia prima para el combustible renovable, dentro de un pronóstico de cosecha récord, evitará que se inunde el mercado con el derivado de la soja, lo que traería aparejado una baja en al cotización. Si se tiene en cuenta que Argentina es el principal exportador mundial de aceite de soja, un escenario de sobreoferta podría agravar su potencial aporte de divisas.
Los economistas coinciden en que el actual valor el dólar es barato y genera márgenes inexistentes para el productor. “Vender granos con el dólar actual es cambiar la plata”, graficó Ingaramo.
¿A qué valor?
A juicio de Garzón, el dólar debe seguir subiendo hasta encontrar un valor más compatible con la evolución que han tenido los costos de producción y de vida en el país en los últimos cinco años. “Entre diciembre de 2007 y noviembre pasado, el costo de visa subió 230 por ciento y el tipo de cambio sólo 92 por ciento”, comparó el economista del Ieral.
Con un tipo de cambio más elevado, la industria exportadoras reduce sus costos, mejora sus márgenes y puede trasladar parte de ese beneficio al precio que paga al productor. De continuar con el ritmo de crecimiento exhibido en el último mes, Ingaramo no descarta que en abril, cuando la soja 2013/14 ingrese al circuito comercial, el dólar oficial tenga un valor de 7,5 pesos.
Pero la apreciación del tipo de cambio por sí sola también acarrea sus riesgos. Según Garzón el problema que enfrenta el Gobierno es que la aceleración de la devaluación puede tener como efecto un crecimiento de la tasa de inflación. “Los recursos ociosos, como capacidad instalada en fábricas actualmente no utilizada, personas buscando trabajo e infraestructura básica, son escasos y las inversiones no abundan fruto de la desconfianza”, completó.
Para el economista del Ieral, una vez que la paridad cambiaria se acomode mejor a la productividad de las empresas, que es muy baja en relación a las economías desarrolladas e incluso a los países en desarrollo del Asia, se deben recuperar primero los principios ordenadores económicos básicos, como es el caso de la libertad de comercio y la garantía a los derechos de propiedad. Luego será el turno de las políticas públicas que comprenden acciones en infraestructura, el sistema financiero, reforma tributaria y eficiencia del Estado. Además de aspectos específicos que permitan fortalecer las cadenas de valor, como la adopción de nuevas tecnologías, programas de reconversión productiva y asistencia a los exportadores.
¿Más regulación?
Mientras en el sector exportador esperan que el Ministerio de Agricultura anticipe los ROE para el trigo 2013/14, la amenaza de una mayor intervención en el comercio agrícola no terminan de despejarse.
Juan Manuel Garzón, economista de la Fundación Mediterránea, no cree que la intervención se profundice. “Sería ‘pan para hoy y hambre para mañana’. El Gobierno debe mejorar las condiciones para que hay expansión del área sembrada, y mayor inversión en insumos. Hay pruebas contundentes de que las intervenciones no son buenas” destacó.
Puntos de vista
Jorge Ingaramo, economista y asesor. “El único sector excedentario con el que el Gobierno tendría que hacer un puente económico es el agroexportador. Pero no sólo hace falta tipo de cambio; también baja de retenciones para algunos productos y flexibilización comercial”.
Juan Garzón, economista del Ieral. “El dólar debe seguir subiendo hasta encontrar un valor más compatible con la evolución que han tenido los costos de producción y de vida en el país en los últimos cinco años. Entre diciembre de 2007 y noviembre pasado, el dólar subió 92 por ciento”.