Editorial

Granos verdes, por si algo faltaba

Muchos no se han llevado nada del lote, otros apenas unos pocos kilos. En este último caso más de uno está padeciendo esta falla de calidad. Habrá que negociar con los dientes apretados.

Muchos no se han llevado nada del lote, otros apenas unos pocos kilos. En este último caso más de uno está padeciendo esta falla de calidad. Habrá que negociar con los dientes apretados.

Como si no hubiese sido suficiente con el mix diabólico de inclemencias climáticas y la caída brutal de rindes, en muchas zonas surge la problemática del grano verde, que implica una pérdida de calidad y agrava aún más el escenario. Incluso en algunos casos llega acompañado de otros daños en el grano. Habrá que pelear la comercialización y paralelamente implica estar muy atentos al decidir qué lotes se usarán como semilla para la próxima campaña y cuáles no.

Se trata de una realidad que no debería sorprender. El porcentaje de semilla verde en un lote obedece a causas variadas, pero sobre todo a procesos como déficit hídrico, golpe de calor con baja humedad relativa, heladas, etc. El momento de ocurrencia del estrés durante el llenado de grano determinará el tipo de grano verde. Mientras un estrés a principio de ese periodo produce grano totalmente verde, un estrés en la parte final del llenado genera un grano con tinte verdoso.Afinando la puntería, la aparición de semillas verdes está íntimamente asociada con períodos constantes de altas temperaturas, mayores a 32°C, conjugadas con situaciones de déficit hídrico prolongado, que es precisamente lo que acabamos de vivir. Como bien describe el INTA, se produce un desbalance fisiológico en las plantas que puede afectar el proceso natural de degradación de la clorofila de las semillas. Cuanto mayor sea la intensidad y duración del estrés, más severo será este desarreglo. Por cierto, el estadio de desarrollo R6 es muy susceptible a este fenómeno.

Un ambiente de este tipo no sólo provoca la retención de clorofila, sino que también afecta a las semillas en desarrollo en un momento clave para la determinación de la calidad como es la madurez fisiológica (R7). Se ha comprobado que los cultivares de grupos de madurez cortos (GM III y GM IV) sembrados en fechas tempranas muestran mayor tendencia a presentar elevados porcentajes de semillas verdes.

No hay que perder de vista que es posible encontrar semillas desde totalmente verdes, que suelen tener problemas para germinar, hasta aquellas con tinte verde que presentan el tegumento de color amarillo característico de la soja. En este último caso el valor de uso para la siembra dependerá del estado de madurez del eje embrionario, estructura que dará origen a las raíces, tallo y hojas de la plántula.

Para la producción que está destinada a la siembra, es necesario recurrir al análisis profesional en laboratorio. Los resultados de pruebas como el Test de Germinación permiten conocer la capacidad de un lote de simientes de producir plántulas sin defectos, o con defectos leves, que pueden implantarse en el campo cuando las condiciones de siembra son adecuadas.

El análisis de calidad de un lote con presencia de semillas verdes es complejo. El INTA indica que según la intensidad del color, localización de los tejidos verdes sobre la semilla y la presencia o no de otros tipos de daños, el lote puede tener calidades muy diferentes. Incluso pueden verse casos que presentan un alto porcentaje de semillas verdes y su calidad ser aceptable, mientras que otros con el mismo porcentaje de semillas verdes merecer ser descartados. De ahí la necesidad de recurrir al análisis de calidad profesional. El nivel máximo de tolerancia de semillas verdes para lotes destinados a la siembra podría ser establecido en un 16%.

En cuanto a la industria, uno de los inconvenientes radica en la consistencia elástica de los cotiledones verdes, que dificulta el proceso de extracción de aceites. Además, el aceite así obtenido presenta un alto contenido de clorofila y sus derivados. Por otro lado, los pigmentos clorofílicos afectan su sabor y pueden promover procesos oxidativos que reducen su estabilidad en el almacenamiento, provocando una mayor sensibilidad al enranciamiento. De esta manera, se encarece el proceso industrial frente a la necesidad de clarificarlo.

¿Qué hacer? En principio realizar un adecuado proceso de limpieza y clasificación de los lotes a fin de mejorar la calidad física y fisiológica de los mismos mediante la eliminación de semillas con abolladuras, que suelen acompañar a los granos verdes. Y recurrir a un análisis profesional para obtener información certera sobre la calidad de esos lotes, ya que pueden tener condiciones fisiológicas muy disímiles entre sí.

La norma indica que hasta el 5% de granos verdes la mercadería es considerada conforme. Y la tolerancia de recibo es hasta el 10%, correspondiendo un descuento de 0,20% por cada punto o fracción. Veremos si surge alguna resolución temporaria que tenga en cuenta este flagelo y otorgue el productor alguna flexibilidad en el recibo, con un castigo algo más atenuado. Por cierto, algunas terminales ya están ampliando las tolerancias de recibo hasta el 15% e incluso 20% para dañados y hasta el 30-40% para verdes.

Mientras tanto el Estado sigue en su mundo, llevándose dos tercios del precio del poroto, aunque lo que quede después de todo este esmerilado resulte una verdadera miseria.