Maquinaria

El peor año desde 2009

La venta de cosechadoras sería de 850 unidades, contra 1.100 de 2011. Siguen las trabas al ingreso de equipos.

24 Jun 2012

El buen clima con el que abrió el miércoles la exposición Agroactiva no se traslada a los negocios de la maquinaria agrícola.

Más allá de las oportunidades de operaciones que genera la exposición, el momento que atraviesa la industria fabricante de equipos para el campo no es el ideal. Y eso se percibe en el semblante de los empresarios.

A tal punto que rubros como la venta de tractores y de cosechadoras, los equipos de mayor valor en el mercado, muestran una retracción de entre 30 y 60 por ciento respecto del año pasado, un ejercicio que algunos empresarios en su momento ya habían calificado como malo.

Mal pronóstico. De continuar esta tendencia en los próximos seis meses, la venta de maquinaria agrícola tendría su peor año desde 2009, cuando la sequía recortó fuertemente las expectativas de renovación y de incremento en el parque de equipos.

Las empresas multinacionales que dominan el mercado de tractores y de cosechadoras, congregadas en la Asociación Fabricas Argentinas de Tractores (Afat), prevén que durante este año se venderán alrededor de 850 cosechadoras, una cifra que incluye 200 unidades de la industria nacional, 30 por ciento menos que 2011, cuando el mercado absorbió en total 1.100 unidades. En 2009, las fábricas extranjeras habían vendido en el país 385 cosechadoras.

Los tractores, por su parte, exhiben una demanda menos resentida. Sin embargo, la vigencia de las licencias no automáticas complica las operaciones.

Razones del parate. A la hora de precisar las razones por las cuales el mercado se contrajo, los fabricantes consultados por La Voz del Campo no identifican una causa en especial. La sequía y la incertidumbre económica figuran entre los principales motivos de la retracción.

Los resultados económicos aportados por la última cosecha han dejado a los productores y a los contratistas en inferioridad de condiciones para adquirir nueva maquinaria. “Muchos están pensando primero si van a poder sembrar en la próxima campaña”, comentó Alberto Gaviglio, titular de la empresa Akron de San Francisco.

Por su parte, aquel productor que dispone del dinero para renovar su equipamiento está a la espera de mejores señales por parte de la economía.

Mientras las empresas extranjeras con planes de inversión en el país continúan avanzando con sus proyectos para nacionalizar su producción, las licencias no automáticas y las restricciones a las importaciones dificultan su accionar.

A pesar del compromiso oficial de flexibilizar el arribo de tractores y de cosechadoras desde Brasil, los empresarios advierten que el flujo sigue demorado. “Cuando un productor viene y adquiere un tractor no podemos asegurarle cuándo se lo vamos a poder entregar”, sostienen los industriales que aún depende del ingreso de equipos del exterior para atender la demanda doméstica.

En algunos casos, las trabas están complicando el desarrollo de la red de proveedores que necesitan las empresas para comenzar a fabricar en el país con el sello de industria nacional.

“Se hace difícil desarrollar un proveedor cuando se necesita calidad, que muchos la tienen, pero hay inconvenientes con la escala y los costos. Si hay insumos que ellos no pueden obtener se complica la fabricación de las piezas”, advierten los industriales.

Para muchos proveedores, la falta de insumos hace que sus costos operativos se incrementen debido a la imposibilidad que tienen de terminar las piezas para su entrega.

La integración de maquinaria con el 60 por ciento de componentes fabricados en Argentina es el requisito para que la unidad se pueda vender con el crédito promocional del Banco Nación, que tiene una tasa en pesos de 14 por ciento de a cinco años de plazo.

Exportaciones, tampoco. El buen desempeño en el comercio exterior que la industria nacional había desarrollado en los últimos años se va apagando como una vela. El atraso cambiario y la suba de los costos ha restado competitividad a las máquinas nacionales en el exterior, aseguran los fabricantes.

A causa de la inflación, en los últimos dos años el valor en dólares de los equipos se ha encarecido hasta un 15 por ciento, lo que le reduce sus posibilidades respecto a otros proveedores globales.

La demora del Gobierno nacional en el pago de los reintegros de exportación, bono fiscal del 14 por ciento, IVA técnico y el que se abona por la exportación, también complica la ecuación financiera de las empresas. En algunos casos, la mora equivale a 10 meses de sueldos de los trabajadores. Muchas fábricas aún tienen pendientes el pago de los reintegros por operaciones realizadas a finales del año pasado, cuando la demanda daba sus últimos signos de dinamismo.