Vive su primavera
En los primeros meses del año, la sostenida caída de la producción de leche causó alarma en la industria; la fuerte puja entre las usinas provocó una mejora en el precio, que para los tamberos aún es insuficiente
Dos pesos por litro de leche. En la industria justifican el precio pagado al tambero porque nadie quiere recibir menos leche, aumenta la competencia y los resultados se cubren con endeudamiento.
La historia reciente dice que en los primeros meses del año la sostenida caída en la producción de leche causó alarma en la industria. Inmediatamente se desató una fuerte puja entre las usinas lácteas que benefició a los productores, porque le subió el precio que se recompuso y cortó la tendencia bajista. Sin embargo, muchos referentes del sector consultados por LA NACION consideran que ese valor, que está cercano a los dos pesos por litro, no es suficiente para acompañar los costos y la inflación en un contexto de presión impositiva.
"Los tamberos están tratando de recomponer su producción, sus campos, su ánimo y sus finanzas después de un 2012 en que las inundaciones -que destruyeron praderas y provocaron una caída de la producción- y los precios nefastos hicieron un daño terrible", dijo Fernando Zubillaga, tambero y miembro del CREA Infosura en el oeste bonaerense.
En consecuencia, esta primavera de precios no alcanza porque la macroeconomía está afectando cada vez más al negocio lechero. Por lo tanto, la situación de los tamberos sigue teniendo altas dosis de incertidumbre.
En este contexto, Ezequiel De Freijo, del Instituto de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina, estima que durante 2013 la producción permanezca en los mismos niveles de 2012. Esto es entre 11.500 y 12.000 millones de litros.
Se acentuó la menor recepción de leche en esta época del año. Para este economista, no todos los productores reciben los dos pesos por litro, como se dice. "Lo que sí se habla es de $ 1,80 para marzo y $ 1,90 para abril. Pero hay que ver qué pasa en agosto cuando comience a llegar la leche de primavera", advirtió.
Según De Freijo, durante dos años el precio al productor estuvo "planchado", mientras que las cotizaciones internacionales han mostrado un fuerte aumento en el último mes, cosa que trajo una mejora de la capacidad de pago de la industria exportadora, "lo que se está traduciendo en estos movimientos de precios que estamos viendo desde enero", señaló. "Pero ahora habrá que ver qué sucede, porque las últimas noticias llegadas desde Nueva Zelanda hablan de una caída en el precio de hasta un 10 por ciento por la llegada de las lluvias", acotó.
A pesar de esto, "los nuevos valores todavía no alcanzan en muchos casos a cubrir los costos netos; por lo tanto, los productores en muchas regiones se siguen descapitalizando", sostuvo el economista.
Teniendo en cuenta todo esto De Freijo no cree que haya cambiado el escenario, "puesto que la macroeconomía está afectando cada vez más al negocio lechero, las inversiones no se ven, y sin inversión no hay competencia y la pérdida de competitividad sigue vigente, cosa que se observa con el dato de que el primer trimestre las exportaciones de leche cayeron más de un 20% en dólares, pasando de 357 a 290 millones de dólares, según el Indec", concluyó.
Para Fernando Zubillaga, el precio se recompone de a poco, aunque "va más lento que los costos y que la inflación, y los impuestos no paran de subir; pero por lo menos se cortó la tendencia bajista", señaló.
Agregó este tambero que "si se recompone la cadena forrajera con las nuevas siembras, tendremos un año para apostar a producir, aunque no sé si será atractivo como negocio. De todas formas el maíz y el resto de los concentrados que se dan en el tambo están con una buena relación de precios como para alimentar mejor a los animales".
Para Zubillaga, la cadena de pagos a proveedores se alargó mucho. "Para peor entramos en una época de gastos fuertes como son las pasturas y los silos", señaló.
En tanto, Ignacio González Quesnel, del CREA 9 de Julio, reconoce que los tamberos se beneficiaron por la puja provocada por la menor producción, lo que redundó en una recomposición del precio, pero advirtió que esa mejora no es suficiente para acompañar los costos y la inflación. "La leche se cobra en el mejor de los casos a 30 días y de allí para arriba. En un contexto inflacionario esto es letal", dijo.
González Quesnel señaló que en su caso calcula que necesitaría unos 15 meses para sanear el rojo financiero y salir de alguna deuda tomada a tasas muy altas.
Para el tambero Pedro Hardoy, del CREA Lincoln, los 2 pesos por litro llegan tarde, ya que la inflación reflejada en los servicios y gastos en general se come todos los ingresos. "Creo que hoy tendríamos que estar cobrando cerca de 2,5 pesos por litro. Por otro lado, recién los vamos a cobrar a partir de junio, mientras que los pagos del productor a los proveedores están atrasados", señaló.
En la industria
Por el lado de las usinas, el presidente del Centro de la Industria Lechera (CIL), Miguel Paulón, dijo a LA NACION que los menores volúmenes de producción de leche del primer trimestre del año "significan capacidad instalada no utilizada y consecuentemente menores cantidades de unidades producidas y vendidas con dificultades para la cobertura de los costos fijos; también se aumentan los costos variables por mayor valor de la materia prima".
Respecto del precio que se le paga ahora al productor Paulón dijo: "Nadie quiere recibir menos leche, se aumenta la competencia y los resultados se cubren con endeudamiento".
Respecto del futuro inmediato de la industria el presidente del CIL sostuvo que "2013 repetirá niveles de producción muy parecidos a los de 2012".
Para Sergio Montiel, gerente de Relaciones y Comunicaciones de SanCor, es normal la menor recepción de leche en esta época del año, por la típica condición de estacionalidad de la producción de leche.
Sostuvo el ejecutivo que, en general, "las industrias están trabajando en buenos niveles de capacidad instalada, y hoy el mercado externo se muestra muy tonificado, lo cual augura una variación positiva del negocio, en la medida en que puedan aprovecharse las oportunidades emergentes".
Según Montiel, en general, las perspectivas para el sector lechero argentino son muy buenas en el largo plazo.