Por la sequía, podría perderse la cosecha de hasta 120.000 hectáreas
El fenómeno de la sequía que viene atravesando gran parte del país en las últimas semanas está poniendo en jaque buena parte de la cosecha agrícola de la campaña en curso.
Días atrás, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) aseguró que entre noviembre y diciembre en la provincia de Buenos Aires llovió menos del 30% de lo normal para esa época, lo que en la práctica significa un déficit de 100 milímetros en el aporte hídrico.
La situación tiene como epicentro las zonas geográficas que se ubican entre Saladillo, 9 de Julio y Alberti: "En esta área, buena parte de los lotes de maíz temprano han perdido la espiga y, los que las conservan, notan pérdidas significativas en la cantidad de granos. Se empiezan a estimar pérdidas que superan el 50% en un área donde es común superar los 100 quintales por hectárea", manifestó la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la entidad.
Se afirmó que un 70% de los maíces en el norte bonaerense están de regulares a malos, mientras que hacia el centro "las plantas no pasan el metro de altura, los lotes están desparejos y hay evidentes fallas en la polinización".
También en el norte del país, las regiones de noroeste y el noreste sufren la falta de agua, aunque la mayor ventana de siembra les da más margen. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó que más de 1,7 millón de hectáreas se encuentran a la espera de lluvias, en zonas con retraso interanual de siembra de entre 45,3% y 37,1%.
Esta entidad estimó que todavía falta por implantar 2,25 millones de hectáreas con soja y 1,2 millón con maíz de la campaña actual, sobre todo en el norte, y admiten que podría haber un recorte de entre 80.000 y 120.000 hectáreas en el área de soja (sobre una superficie total estimada de 18,1 millones de hectáreas).
En este sentido, según el analista Gustavo López, de la consultora Agritrend, la Argentina podría ver recortado en u$s 3274 millones su ingreso por divisas respecto de la cosecha pasada.
Según expresó a La Nación, con sequía prolongada la superficie sembrada cerraría con 1,26 millón de hectáreas menos que el cálculo con clima normal. También se cosecharía menos y la recolección cerraría con 11,3 millones de toneladas menos contra la campaña anterior.