Recomendaciones en una campaña lluviosa
En un escenario marcado por excesos de lluvia, técnicos del INTA dieron a conocer estrategias de manejo específicas para los rodeos ganaderos, así como también para encarar la siembra de soja y maíz tardío
En el inicio de la campaña agrícola de cultivos de cosecha gruesa, ante la persistencia de lluvias registrada desde agosto en todo el país que generó anegamientos en diferentes zonas, distintos especialistas del INTA analizaron el escenario actual para la ganadería y los cultivos y, asimismo, se refirieron al pronóstico climático que indican los modelos agrometeorológicos.
Las siembras tardías podrían traer alivio en la zona núcleo debido a que “desde el punto de vista climático, son más seguras y estables”, aseguró Alfredo Cirilo, especialista en ecofisiología de cereales y oleaginosas del INTA Pergamino (Buenos Aires). Si bien el período de siembra para el cereal arranca a fines de agosto, la recomendación para este año en particular es extenderlo a noviembre principio de diciembre. “La ventana para sembrar es amplia y mover las fechas le dará al productor más seguridad”, señaló Cirilo.
De hecho, en los últimos años, quienes sembraron tarde tuvieron buenos resultados: un 50% más de rinde, comparado con la siembra temprana en septiembre y principios de octubre.
En otra línea, desde el INTA también se aconsejó un buen uso inoculantes con bacterias fijadoras de nitrógeno atmosférico (rizobios), capaces de generar 242 kg más de rinde por hectárea.
Para la ganadería, en atención la época del año, los técnicos del INTA afirmaron que el panorama es positivo. Con alta disponibilidad de forraje y finalizada la parición en los rodeos, es el momento de comenzar con los servicios de verano, saneamiento y revisación de toros. Por otra parte, el momento crítico de amenazas sanitarias, como hipomagnesemia o diarrea neonatal de los terneros, ya fue superado, explicaron los especialistas.
“En la Cuenca del Salado estamos estabilizados y no tenemos grandes problemas de anegamiento”, dijo Juan Pablo Némoz, técnico del INTA Azul (Buenos Aires), para quien “las últimas semanas sin grandes lluvias y con mucho sol han ayudado muchísimo a la situación”.
Némoz aseguró que en las imágenes satelitales, la superficie que antes se observaba anegada está, ahora, libre de agua. El especialista explicó que “las zonas del arroyo de Tapalqué, Alvear y Saladillo, han tenido problemas porque vino mucha agua de la zona de Bolívar y Pehuajó, pero en el resto de los partidos del centro sur de la provincia de Buenos Aires, alrededor de la Cuenca del Salado, por suerte el agua se ha evaporado”.
El pronóstico prevé más lluvias
Las imágenes satelitales muestran una gran variabilidad de escenarios a lo largo de todo el país, por la persistencia de las lluvias en los últimos meses. Mientras que regiones como el sur de Buenos Aires poseen buena disponibilidad de agua y estado para la siembra, la situación empeora al Norte bonaerense y el Sur de Córdoba, donde los anegamientos generaron alta vulnerabilidad.
“Las regiones del noroeste de la provincia de Buenos Aires, el sudeste de Córdoba, el sur de Santa Fe y la región central de la Cuenca del Rio Salado, que han sido fuertemente afectadas durante agosto, principios de septiembre y octubre por los excesos hídricos superficiales, se presentan con una muy alta vulnerabilidad a riesgo de anegamientos”, explicó Pablo Mercuri, director del Instituto de Clima y Agua del INTA.
En lo inmediato, el Instituto informó que el patrón de lluvias en el centro del país será muy variable y podrían registrarse precipitaciones intensas.
Para la campaña 2012/13, “la alta frecuencia de lluvias y los pocos días entre eventos de precipitación continuará muy acentuada durante la primavera”, dijo Mercuri, para quien este comportamiento del clima continuará al menos durante la primera quincena de noviembre, de acuerdo al análisis de la información que brindan modelos y climatólogos.
En la provincia de Entre Ríos, ya desde agosto se registraron volúmenes de lluvias superiores al promedio histórico en ciudades como Concordia, Paraná y Gualeguaychú. En octubre, por ejemplo, la variación entre los milímetros caídos y la media del período 1961-2011 fue de 315,3%, 130,9% y 244,7% para cada una de esas localidades. Variaciones similares se observan en los registros de muchas otras ciudades en todo el país, como puede verse en el Análisis de las precipitaciones en el período julio-octubre 2012 dado a conocer por el Instituto de Clima y Agua del INTA.
“Hay una muy favorable disponibilidad de agua en el suelo, mejor a la observada en las últimas cinco campañas, que es una situación de alto potencial para lomas y sectores sin impedimentos hídricos”, dijo Mercuri.
El maíz tardío tiene oportunidad
Aunque las siembras tardías (fin de noviembre o principios de diciembre) pueden significar un potencial de rendimiento ligeramente más limitado que las siembras tempranas, desde el punto de vista climático son más estables. “La planta florecerá a fines de febrero y climáticamente estará menos expuesta a estrés por falta de agua o exceso de calor. Escapa al período de riesgo climático”, expresó Cirilo.
El especialista recomendó, además, “usar híbridos de ciclos más cortos, disminuir la densidad de plantas por hectárea y realizar un minucioso monitoreo de los lotes”.
Cirilo brindó algunas recomendaciones para el Norte de Buenos Aires, Sur de Santa Fe y Este de Córdoba: “En estas zonas se debería evitar sembrar a principio de noviembre porque florecerá en enero, etapa con alto riesgo por las temperaturas elevadas. En cambio, las siembras de fines de noviembre y principio de diciembre escaparían a ese riesgo”.
Asimismo, se deberán evitar densidades superiores a 80.000 plantas por hectárea: “Para siembras demoradas la recomendación es de un 5 a 10% menos de plantas, o sea, de 70.000 a 75.000”, detalló.
Si la siembra se extiende a principios de enero, el híbrido a sembrar tendrá que ser de un ciclo más corto debido a que el llenado de grano ocurrirá en marzo-abril, período en el que las temperaturas disminuyen y puede complicarse el secado de los granos.
También recomendó tener presente el riesgo de ataques de plagas que se acentúa con la demora en la fecha de siembra. “Como es el caso de la oruga barrenadora de la caña de maíz y el mal de Río Cuarto”, dijo Cirilo y aclaró: “El productor deberá tener esta situación en cuenta, usar genotipos que posean tolerancia genética a esta plaga y realizar un monitoreo exhaustivo para detectar la presencia de adultos que puedan poner huevos”.
Claves ganaderas
Los especialistas del INTA en la Cuenca del Salado brindaron recomendaciones técnicas específicas para los planteos ganaderos, focalizadas en un monitoreo continuo del establecimiento, reordenar los rodeos y prestar especial atención a los aspectos sanitarios y nutricionales como prácticas fundamentales para disminuir el impacto del exceso hídrico.
En zonas muy anegadas, sugirió Némoz, “hay que continuar los cuidados de no tener el rodeo en potreros con arroyos cerca, porque los terneros pueden ser arrastrados”.
Por otra parte, aconsejó mantener el control de “las vaquillonas que aún no hayan parido, por la debilidad, si han tenido poco pasto o pastos desbalanceados con el exceso de agua”. Si bien recordó prestar atención a las vacas caídas y la hipomagnesemia, indicó que “la época de estas amenazas ya pasó, porque con los días de sol y calor, cambia el balance de los nutrientes del pasto en el forraje”.
Con respecto a los terneros, ya crecidos y fuertes a dos o tres meses de la parición, “el período crítico en cuanto a diarreas neonatales ya ha pasado. Al estar mamando, están bien protegidos”, afirmó el técnico. En cuanto a la producción de pasto en la Cuenca del Salado, Némoz dijo que “la disponibilidad de forrajes es prácticamente una de más altas que se han visto en los últimos años”.
El valor de inocular
Para Alejandro Perticari, especialista del INTA y coordinador del proyecto Inocular, esta estrategia debe cuidarse “desde la elección del tratamiento, en el manejo de las semillas inoculadas y durante la siembra”.
La utilización de rizobios, explicó, permite “incorporar nitrógeno a los sistemas de producción y mejorar los rendimientos. Se estima que en promedio más de 100 kg/N/ha provienen de la vía simbiótica”. En soja, la inoculación genera un rendimiento superior estimado en 242 kg por hectárea (promedio de 16 campañas), dijo Perticari.
En ese sentido, el técnico recomendó emplear productos de calidad, inocular a la sombra y con temperaturas moderadas, “empleando máquinas inoculadoras limpias de agrotóxicos no compatibles y con dosificación y mezclado homogéneo sin dañar las semillas durante el tratamiento”.
Perticari también aconsejó cuidados especiales para almacenar las semillas (en estibas pequeñas con buena circulación de aire) y transportarlas (sin exponerlas al sol o temperaturas extremas).