"Con un plan imparable, los chinos compran Syngenta"
A veces la billetera ahorra muchas palabras. Los 43.000 millones de dólares que pondrá sobre la mesa la empresa ChemChina por la compra de Syngenta es la prueba más contundente de los intereses que animan a los chinos. Confirma que la seguridad alimentaria está al tope de sus preocupaciones. Y que la estrategia que definieron es mucho más ambiciosa y radical de lo que se pensaba.
Porque en definitiva no es una cuestión limitada a la compra de una empresa por otra, sino la de un gobierno que enfrenta un desafío de dimensiones planetarias. A este ritmo de compras de empresas y tecnología, China además de ser la protagonista central de la producción de alimentos a nivel global contará con los principales resortes para liderarla. Dejó de ser un jugador pasivo al que se le vende para pasarse del otro lado del mostrador donde están los que venden. En esta nueva ecuación de ser el Yin y el Yang de los alimentos, compran y también venden.
Hasta hace dos años atrás se podía llegar a pensar que habían aceptado mansamente el orden establecido a nivel mundial en el comercio de granos regenteado por el club A-B-C-D formado por las estadounidenses Archer-Daniels-Midland, Bunge y Cargill y la francesa Louis Dreyfus. Pero irrumpió la estatal COFCO y en dos meses se compró las participaciones mayoritarias de Nidera y Noble Group pagando 2800 millones de dólares. Patrick Yu, presidente de COFCO, en una reunión en las oficinas de Ginebra explicó a sus ejecutivos el nuevo orden. "Durante buena parte de nuestra historia estuvimos importando granos, azúcar y alimentos de otros países. Pero dado el crecimiento de nuestro negocio y economía, no podíamos seguir operando desde Beijing a fuerza de llamados telefónicos. Debíamos salir de China y construir nuestra propia cadena global de provisión de alimentos". Con Noble, Cofco se hizo de silos de almacenamiento de granos y plantas de crushing en Argentina y Brasil y terminales distribuidas en todos los continentes. Y con Nidera se suben al octavo puesto en el ranking de exportadores.
No satisfechos con los pasos dados en el comercio mundial de granos, con la compra de Syngenta rompen su dependencia en biotecnología agrícola y adquieren los programas de investigación y desarrollo en agroquímicos de la compañía suiza. En Argentina, Syngenta cuenta con una planta procesadora de semillas de maíz en Venado Tuerto, una estación experimental en Santa Isabel y otro centro de investigación en girasol en Camet, Mar del Plata.
Con la compra de Syngenta completan otro casillero de su tablero mundial de la producción de alimentos. ¿Cuántos más quedarán por ocupar?
Antes de dar una respuesta hay que entender que los dirigentes chinos trabajan con objetivos de largo plazo. Actúan con mucha anticipación para lidiar con situaciones sumamente complicadas como tener el 21% de la población del mundo con apenas el 9% de su tierra arable. El mismo Patrick Yu, ya se estaba entrenando en 1991 en Continental, en el comercio de granos.
En su visita del año pasado a nuestro país, el economista Justin Yifu Lin, hombre de consulta permanente del Xi Jinping, presidente de China, sintetizó el rumbo, los destinos y la velocidad que tendrá en los próximos años la segunda economía del mundo. Dijo textual: "Actualmente la tasa de urbanización en China es del 55%. Para convertirnos en un país de altos ingresos la tasa de urbanización tiene que crecer hasta el 80%. Si mantenemos el crecimiento de la economía al 7%, la urbanización crecerá al 1% anual y en 25 años el 80% de la población será urbana. En 2040 China será un país de altos ingresos y alto consumo que se encontrará obligada a importar alimentos. Y al subir los salarios perderemos nuestra actual ventaja competitiva para producir alimentos, que es la mano de obra barata que se aplica intensivamente en las pequeñas granjas. Esto es una gran oportunidad para ustedes".
Con estas proyecciones y sabiendo que la clase media urbana consume el doble de carne que la clase pobre rural, tienen la certeza que están desatando un próximo tsunami de demanda de alimentos. Y por lo visto, no quieren que nadie que no sean ellos se haga cargo del problema.
La Nación