Ganadería

La cadena de carne vacuna se tiñó de verde

No por un baño repentino de clorofila como resultado de una vuelta a los planteos pastoriles sino por el color del dólar, convertido en actor principal de esta actividad

13 Oct 2012

Define dos aspectos fundamentales de la actividad: la política ganadera y la competitividad del sector. ¿O no son acaso las urgencias del Gobierno por acaparar y retener los dólares las responsables de que se desmontara de un día para el otro todo el sistema de trabas que tenía la exportación? "Hoy te dan todos los ROE (permisos de exportación) que pidas", afirman los empresarios de la industria frigorífica que piden el anonimato.

La conducta que mantuvo el Gobierno durante los últimos seis años de trabar y desalentar las exportaciones de carne, que cayeron casi un 70% en los últimos cuatro años, pero que además provocó la destrucción del 20% del stock vacuno, es decir 12 millones de cabezas menos o la contracción mas grande en la historia de la ganadería, el cierre de 120 plantas frigoríficas con la pérdida de miles de puestos de trabajo y la caída del 15% del consumo interno, parece cosa del pasado.

De clausurarse definitivamente quedará como un insólito experimento de política ganadera que fracasó en todos los objetivos buscados, incluida la Mesa de los argentinos.

En cuanto a la competitividad de la cadena de carnes y ganados, el valor del dólar actual está muy cerca de dejarla afuera de los mercados internacionales. La competitividad de la economía argentina se viene desinflando al ritmo de la inflación de sus costos en pesos. Años atrás, cuando pudo haber capturado renta e ingreso externo se dedicó a desairar sistemáticamente la demanda mundial de carne vacuna. Al punto que ni siquiera se molestaba en cumplir con la cuota Hilton.

Ahora no es la discrecionalidad en la entrega de ROE lo que pone en la picota a la actividad ganadera.

"Dependiendo de los mercados, estamos entre 500 a 800 dólares por tonelada más caros que nuestros competidores, como son Brasil o Uruguay. Y esto es mortal para nuestro negocio. Hasta el momento, lo exportado se sostiene por las ventas a Europa, gracias a la excelente marca que tienen nuestras carnes, a Chile y a la carne kosher", analizaba un funcionario del grupo de grandes frigoríficos exportadores. Para agregar: "En primer lugar, la salida de ROE se normalizó y, en segundo lugar, el Gobierno ya no exige a los frigoríficos que entreguen una tonelada de carne a precios muy bajos para armar "la gran barata", las promociones a los sectores populares, para poder exportar dos toneladas sino que lo flexibilizó a tres toneladas y media. Sin embargo, todo esto no es suficiente. "La realidad que nos indican los mercados es que estamos caros. Las exportaciones se derrumban por un atraso cambiario del 30%", dijo.

El presidente de Ciccra, Miguel Schiariti, no tiene problemas de contar lo que esta sucediendo. "Hoy es más negocio vender en el mercado interno. Las cuentas no cierran. Los frigoríficos están imposibilitados de exportar porque enfrentan aumentos de costos en pesos. A lo que hay que agregar la existencia de un derecho de exportación de 15% que no se paga en ninguno de los principales países competidores. Esta pérdida de competitividad genera la caída de los volúmenes exportados que se redireccionan al mercado doméstico."

En lo que va del año, la caída de las exportaciones con respecto al mismo período del año anterior es del 25%. Según distintas estimaciones, 2012 cerrará 190.000 toneladas lejos de las 252.852 toneladas totalizadas en 2011 y mucho más lejos aún de las 750.000 toneladas de 2005, cuando el país figuraba como tercer exportador mundial. Hoy se cayó de los diez primeros puestos y es superado por Brasil, Uruguay y hasta Paraguay.

Las exportaciones se deslizan por un tobogán que pondrá necesariamente en aprietos a toda la actividad en la medida que se vaya recomponiendo el stock y la producción ganadera. "Se está armando una especie de cepo exportador por nuestra falta de competitividad, que con una inflación creciente puede impedir en un futuro la venta de novillos pesados afuera y que por lo tanto terminarán saturando el mercado interno", reflexionaba el empresario de un frigorífico exportador. Hoy las exportaciones ya se encuentran en el piso más bajo de los últimos once años y tienen el mismo volumen de un año con fiebre aftosa como 2011.

Hay quienes en el sector le prendieron una vela a algún santo para que los precios internacionales siguieran sostenidos. Porque quien pierde competitividad, como es la economía argentina y la cadena de carnes en particular, necesita como si fuera una adicción de la suba indefinida de los precios internacionales.

Hoy los mercados internacionales muestran una cierta frialdad aunque lejos de cualquier escenario apocalíptico. Por ejemplo, la cuota Hilton cotiza a 16.500 dólares la tonelada cuando hace algo más de un mes llegó a los 18.000 dólares.

Una situación bastante alejada de la que pintara la presidenta Cristina Kirchner en el aniversario de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, en agosto pasado, cuando afirmó que "la cuota Hilton, nuestra carne premium, el año pasado nos la pagaban a 22 mil dólares, este año está entre 12 mil y 13 mil dólares la tonelada, si te la compran". Lo cierto es que la cuota Hilton del ciclo 2011/2012 promedió los 15.841 dólares la tonelada y tuvo como precio mínimo los 13.700 dólares.

De todas formas de las 29.500 toneladas adjudicadas en la campaña pasada se incumplieron 11.450 toneladas, con una pérdida de ingresos para el país de 181 millones de dólares, Si bien la industria frigorífica asegura que la cuota Hilton 2012/2013 se cumplirá, se adjudicó sólo con una demora de tres meses en lugar de los nueve de la campaña pasada, subsisten las dudas. " Ya tenemos un atraso en los embarques que delatan un problema en el sector", afirma Néstor Roulet, ex vicepresidente de CRA.

No hay muchas alternativas para salir de la encerrona exportadora que provoca el atraso cambiario. La baja de las retenciones del 15% a la exportación de carne vacuna sería la más lógica, pero es, sin duda, la menos probable.

Félix Sammartino