Campaña 2012-2013

Arranca la soja

Productores y asesores de la zona núcleo analizaron cuáles serán sus estrategias para la siembra que larga en los próximos días

6 Oct 2012

Luego de una campaña 2011/12 marcada a fuego por la falta de lluvias y una significativa merma en los rindes, la soja se viene con todo y busca su revancha. En este nuevo ciclo, los planetas están alineados, y factores como precios, ambiente y clima juegan claramente a favor. Con valores que superaron la barrera de los 600 dólares, el agua no será un factor limitante al momento de la siembra, de acuerdo a los pronósticos climáticos de año “Niño”. Así, vale la pena hablar con los protagonistas, para ver cómo piensan encarar el nuevo ciclo.

Alentados por esta suma de factores, los productores incrementarán la superficie destinada a la oleaginosa. Y si bien las mayores precipitaciones constituyen un motivo de alivio, también abren un interrogante sobre el aspecto sanitario. Son las luces y sombras de una campaña sojera que será como una partida de ajedrez, porque las lluvias -además de permitir vislumbrar rendimientos elevados- son la puerta de entrada a las enfermedades de fin de ciclo y la temida mancha ojo de rana, que en el último ciclo de la oleaginosa tuvieron una menor incidencia a causa de la seca. Y según los especialistas, es una cuestión que demandará mucho cuidado, porque estas enfermedades pueden “comerse” un elevado porcentaje del rinde.

Para conocer en detalle cómo será la estrategia productiva para soja en la zona núcleo argentina, una potencia mundial en esta materia, Clarín Rural dialogó con productores de esta región, que en medio de una precampaña comercial que se muestra bien activa, apuntarán a planteos que incorporen más tecnología y un mayor control de enfermedades, en base a un mayor uso de fungicidas. Y sobre todo, buscarán recuperarse.

Carlos Popik es un conocido empresario del sector y, además, productor de la zona de 9 de Julio (Bs. As.), que trabaja un esquema agrícola de 1.500 hectáreas de superficie propia y alquilada, y un pequeño planteo ganadero que busca aprovechar los suelos de menor aptitud. En su esquema, tanto la soja de primera como la de segunda tuvieron rindes por encima de lo esperado el año pasado, pese a que el clima no ayudó. “La campaña pasada se salvó por la soja de primera, que con 4.000 kg/ha de promedio nos permitió no perder dinero, porque el trigo se vendió mal y además cayó la producción de maíz”, recordó.

Con eso en mente, para este ciclo su idea inicial era no hacer cultivos de fina, pero la mejora en los precios del trigo dieron vuelta la balanza. En gruesa, y para enfrentar un escenario de inundación y falta de piso, hará una renovada apuesta al maíz. A su criterio, este cultivo se enfrenta de manera más eficiente a las perspectivas de una cosecha con suelo complicado. Sin embargo, la soja seguirá pisando fuerte. Con buenas perspectivas de clima y precios, Popik sostuvo que se enfocará en la calidad del cultivo y usará ciclos 3 largo y 4 corto, con un monitoreo intensivo, un aspecto que a su criterio será clave.

“En enfermedades no se puede bajar la guardia: el monitoreo de malezas, insectos y hongos es fundamental”, destacó.

En otra zona de la provincia de Buenos Aires, desde Chacabuco, Ignacio Fiori hace cuentas y calcula que la campaña de soja pasada cerró un 20% por debajo de las expectativas, con rindes que promediaron los 35 qq/ha. Su esquema de trabajo incluye 300 hectáreas, en las que manda una buena rotación, por lo cual la soja se siembra sobre maíz, en suelos de elevada aptitud y bien fertilizada.

Con estas variables, el rinde normal -en un año sin complicaciones climáticas- es de 40 a 45 qq/ha, con techos de 50 qq en lotes puntuales.

En la previa de la actual campaña de soja, el productor señaló que están midiendo napas, porque una de las preocupaciones es qué estrategia adoptar si continúan las lluvias. Más allá de esta cuestión puntual, y a tono con el clima que acompaña, Fiori apuntará a levantar sus techos de rinde, tomando como punto de partida que el agua no será un factor limitante.

“Más y mejor tecnología”, resumió, y detalló que su estrategia será la fertilización en línea de fósforo y azufre, con la intención de incorporar también boro, zinc y otros micronutrientes.

Al igual que el resto de sus colegas, y con el recuerdo de los estragos que la mancha ojo de rana produjo en la campaña 2009/10, el apartado sanitario figura entre sus prioridades, pero cuidando los números.

Con este objetivo, su meta será llegar a R3 con la mejor sanidad posible. “El monitoreo hay que hacerlo, porque si tenemos agua las enfermedades llegarán tarde, pero aparecerán, y el objetivo será mantener a todos los cultivos lo más sanos posibles, no solo a la soja”, adelantó.

En otra zona, precisamente en el sur de Córdoba, las expectativas también son altas. Así las manifiesta Adolfo Rodríguez, que desde sus 200 hectáreas en la localidad de Buchardo, se volcará con todo a la oleaginosa, cultivo que por cuestiones climáticas no hizo durante la campaña pasada. “En los lotes de menor calidad buscamos lograr una buena cobertura, para hacer allí la mejor soja posible”, sostuvo.

En una región en la que habitualmente el factor limitante es el agua, el acumulado de lluvias del pasado mes de agosto fue el más alto de los últimos 20 años. Con esta reserva, explicó que va a sembrar en los primeros días de noviembre, de la mano de variedades del grupo 4 largo. Y también con un ojo puesto en las enfermedades. “Es un año de doble filo: las expectativas son muy buenas, pero no hay que descuidar el monitoreo de los cultivos”, coincidió con el resto.

Además de productor, Rodríguez está al frente de una agronomía, desde la que puede tomar bien de cerca el pulso de la campaña. Así, destacó que la precampaña comercial -en líneas generales- muestra una marcha sólida, sobre todo en soja. “Será uno de los años en el que más se sembrará”, se entusiasmó.

Así, está claro que la campaña sojera 2012/13 ya calienta sus motores, y con el impulso del clima y los buenos precios, promete batir récords. Que así sea.