Protestas y acuerdos con la mira en el próximo gobierno
Por las buenas o por las malas el campo quiere dejar de ser un actor de reparto. Tanto el acuerdo de 22 entidades de la cadena de las carnes para multiplicar exponencialmente las exportaciones de carne vacuna con la creación de miles de puestos de trabajo como las acciones de protesta que quedaron en suspenso hasta después de las PASO son las dos caras de la misma moneda. Y representa todo un mensaje para el gobierno que entrará en funciones a partir de diciembre.
Tejer un acuerdo con 22 entidades que tienen intereses encontrados fue un proceso de trabajo que llevó muchos meses desde que el dirigente ruralista David Lacroze empujó por primera vez la idea que el sector privado no podía seguir quedando al margen en el armado de una política pública para las carnes vacunas. Con sólo estirar la mano uno de los sectores más importantes de la economía nacional puede capturar en los próximos diez años 13.000 millones de dólares de exportaciones en lugar de los apenas mil millones actuales.
Los cinco objetivos de alto impacto que se acordaron para iniciar el proceso de cambio (ver nota de tapa) no son otra cosa que levantar el piso del escenario donde se desarrolla la actividad. Como le dijo una vez Alberto Rodríguez, presidente de Gándara, a su par de La Serenísima, Pascual Mastellone, a raíz de un enfrentamiento comercial que se había desmadrado. "Pascual, no hay problema en competir, pero hagámoslo en la azotea no en el sótano." Controlar que las reglas de la competencia sean equitativas para todos los operadores y eliminar la precarización de los operarios es subir un escalón.
Y otro paso más en la escalera de salida a la azotea sería acordar políticas para las carnes en su conjunto, con los pollos y cerdos, y dejar de actuar como si fueran compartimentos estancos. Una aspiración nunca cumplida de coordinar acciones ante los movimientos de oferta y demanda de los mercados externos e interno.
Pero así como esta semana se presentó esta iniciativa proactiva de las carnes también recrudecieron las protestas en el interior.
Sin duda, la Mesa de Enlace sufrió esta semana un fuerte desgaste por el anuncio de postergar las acciones para después de las PASO. Aunque sea un plazo de menos de dos semanas y exista una razón tan atendible como no querer interferir en el proceso electoral, la decisión significó un baldazo de agua fría para la mayoría de los productores que se movilizaron frente a las gobernaciones provinciales y cortaron las rutas durante las últimos días. Las deudas, los compromisos que todavía deben enfrentar y los números que no cierran de la próxima campaña agrícola eliminaron todos los frenos inhibitorios. "No queremos seguir pasando desapercibidos", repiten. A pesar de que el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, haya afirmado que "hay un país en crecimiento, inclusivo y un sector agropecuario de pie", la desesperación de los productores se expresó esta semana con cuatro horas de corte de la ruta nacional 89, en Las Breñas, en la carpa que se montó frente a la sede del gobierno entrerriano en Paraná y en los reclamos en Salta.
Lo que se sabe, porque sobra evidencia, es que después de las PASO, de acatarse la decisión de la Mesa de Enlace, los focos de protesta de las bases se multiplicarán a lo largo y ancho del país. Todas las actividades productivas del campo demuestran ser inviables en el actual esquema económico con alta inflación, fuerte presión impositiva y atraso cambiario.
Se espera entonces que las movilizaciones tendrán nuevamente como protagonistas a las economías regionales que son las más afectadas por su mayor componente de mano de obra.
Y es de prever también que se sigan sumando productores agrícolas, aun los más pequeños que fueron endulzados con las últimas ayudas del ministro Axel Kicillof, con la consigna, "no maten al campo". Cuya traducción es: eliminen ya las retenciones de todos los granos.
Lo único que se desconoce es el nivel de intensidad que tendrá el reclamo después de las PASO. ¿Hasta dónde llegarán? Es una pregunta que ni el Gobierno ni la oposición se formula aunque pueda llegar a alterar sus planes de campaña. Una prueba más que hasta el momento el campo se encuentra como un satélite solitario, afuera del radar de la política. Es el protagonismo que se intentará recuperar, por las buenas o por las malas.