Ya se habla de la peor crisis de la década
Especialistas dicen que se debe a la caída del precio internacional, retenciones y cupos a las exportaciones y por el peso de la inflación. Estiman que habrá menos hectáreas sembradas.
La queja, acaso un aviso de lo que puede venir, se escucha en cada reunión de productores rurales: el sector triguero de la Argentina está atravesando la peor crisis económica de la última década.
Es una combinación de factores. Se está pasando por una caída mundial del precio del trigo –en realidad de varios commodities- que lo lleva a costar un 41% menos que el año pasado.
En la Bolsa de Comercio de Bahía Blanca estiman que en la actual campaña el área sembrada caerá 20 por ciento
En efecto, en mayo de 2014 el cereal en los mercados internacionales valía 306 dólares la tonelada pero en el mismo mes de este año se ubicó en 181 dólares. Internamente incluso el derrumbe del precio fue mayor: pasó de 1.870 pesos a 970 pesos en igual período.
El derrumbe de los precios impacta con particular dureza en el productor argentino porque está pagando retenciones a las exportaciones del 23%, lo que significa que por el trigo termina recibiendo un precio menor que sus competidores internacionales.
Además, el gobierno nacional no ha quitado aún los llamados cupos a la exportación que, según denuncian los ruralistas, anula la competencia entre la demanda interna y la externa y favorece la “cartelización” de los actores que exportan para conseguir precios más baratos a la hora de comparar el cereal.
TODO ENCARECIDO
Y, claro, subsiste la cuestión inflacionaria. La suba de precios se ubica en un 30% anual según las mediciones privadas, que son las que el campo toma como válidas a la hora de hacer los números.
Según cifras que maneja la Sociedad Rural Argentina, hoy el productor de trigo necesita un 113% más de cereal que en junio de 2014 para poder comprar la misma cantidad de gasoil para trabajar. Mientras que el año pasado, con 5,52 quintales accedía a 100 litros de ese combustible, actualmente requiere 11,75 quintales.
Para el herbicida sucede lo mismo. Para comparar 100 litros de ese insumo indispensable se necesitan 82 quintales, cuando el año pasado se compraba con 39. En este caso, el aumento es de 110%.
En lo referido a los fertilizantes, otro insumo necesario para producir trigo y demás cultivos, el chacarero precisará entre 107% y 115% más de cereal que el año pasado para poder comprarlo, dependiendo marcas y demás factores.
Este panorama ha llevado a los productores a abandonar el cultivo de trigo y reemplazarlo por otras producciones. La mayoría se vuelca a la más segura soja. Los que insisten con este cultivo atraviesan situaciones de desfinanciamiento e incluso empieza a convertirse en un problema para las regiones productoras en las que no se pueden sembrar otros cultivos alternativos.
MINIMO HISTORICO
Luego de que en la campaña triguera 2012/2013 se alcanzara el mínimo histórico nacional del área sembrada con trigo, se había empezado a evidenciar una recuperación en los años siguientes alcanzando un promedio de 4,6 millones de hectáreas sembradas en el ciclo 2014/2015.
Sin embargo, se vislumbra ahora un nuevo retroceso. La Bolsa de Comercio de Bahía Blanca estima que en la campaña que acaba de iniciarse –en Argentina el trigo se siembra entre mayo y agosto- habrá una caída del 20% del área sembrada en todo el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, que es la mayor zona productora de trigo del país.
Es más, hace rato viene disminuyendo la incidencia de Buenos Aires en el total del área sembrada de trigo. En la campaña 2014-2015 representó el 41% del total del país, 7 puntos porcentuales menos de lo que había sido en el ciclo anterior.
El ritmo es veloz, si se tiene en cuenta que en la campaña 2008/2009 tenía una participación sobre la producción nacional del 65,7%. Un dato: las restricciones a las exportaciones fueron impuestas un año antes de esa fecha.
La Bolsa de Comercio de Buenos Aires también proyecta una caída para esta campaña del 7% respecto al ciclo anterior y estima que se sembrarán 4,1 millones de hectáreas en todo el país. Es aún menos optimista la Bolsa de Rosario, que habla de que se llegara sólo a 3,5 millones de hectáreas sembradas Todavía no se conocen proyecciones de otros organismos oficiales.