El reconocido empresario informático es reconocido por su intervención en distintas causas. Esta semana dejó una publicación en un sitio personal que se tituló "Por qué yo amo a los fertilizantes", a partir de una visita a productores rurales en África.
Es una innovación mágica que es responsable de salvar millones de vidas del hambre y sacar a millones más de la pobreza al impulsar la productividad agrícola. Entonces, pueden imaginar mi "deleite" cuando ingresé recientemente a un almacén en Tanzania y vislumbré miles de toneladas de fertilizante, dice su artículo.
Así continúa, pero ese potencial solo se realiza cuando llega a las manos de los agricultores más pobres del mundo, un desafío que se ha demostrado difícil en África, donde el uso de fertilizantes es muy bajo y, como resultado, la productividad agrícola también lo es. (Los rendimientos de los agricultores en muchas partes de África son solo una quinta parte de los de los agricultores de los Estados Unidos).
El almacén que visité, en la ciudad de Dar es Salaam -Tanzania-, construido por Yara, una empresa agrícola noruega, es una pieza fundamental de la solución para mejorar tanto la oferta como la demanda de fertilizantes en África. Es el más grande de su tipo en África Oriental. Ver a los trabajadores llenar bolsas con los diminutos gránulos blancos que contienen nitrógeno, fósforo y otros nutrientes de las plantas fue un poderoso recordatorio de cómo cada onza de fertilizante tiene el potencial de transformar vidas en África.
El empresario, luego, analizó. Hay muchas razones por las que el uso de fertilizantes no se ha popularizado en África. El costo es uno de los mayores problemas. Las carreteras deficientes y otras infraestructuras débiles hacen que el transporte de fertilizantes sea costoso, elevando su precio para muchos agricultores africanos, en aproximadamente un 25 por ciento, en comparación con sus contrapartes en otras partes del mundo. Luego, está el problema de la oferta, que no siempre es confiable debido a los sistemas de distribución débiles en muchas partes del continente.
El acceso limitado al crédito impide a los agricultores comprar fertilizantes, incluso si está disponible. Y la falta de capacitación agrícola significa que los agricultores pueden no ver el valor de invertir en ella o entender cómo usarla adecuadamente.
Hemos visto el impacto de ayudar a los agricultores a cultivar más alimentos con la "Revolución Verde", una transformación histórica de la agricultura en América Latina y el Sur y Sudeste de Asia durante la década de 1960, que duplicó la producción de alimentos y evitó la hambruna generalizada. El aumento en la producción agrícola fue posible gracias a la mejora en el uso de semillas y fertilizantes.